Cuando tenía cuatro años mi mamá me llevó a conocer el Metro de Caracas. Todavía tengo la foto en mi álbum, ella cargándome frente a uno de los vagones plateados con líneas de colores que durante tanto años fueron el orgullo de la capital de Venezuela. Ese día tenía fiebre, pero lo recuerdo con esa lucidez que dejan algunos recuerdos de la primera infancia. Soy la menor de cuatro hermanas. Las tres mayores me llevan unos cuantos años. Soy lo que llaman comúnmente hija de viejos. Quizás por eso siempre me he sentido como un alma que le lleva un poco más a mi edad física. Aunque mi personalidad es abierta, a veces impulsiva, poca gente logra captar que soy una persona más bien introvertida. Prefiero la soledad de mi cuarto, con mi pequeña biblioteca,...