Algunos de mis amables lectores persisten en las bondades de las tareas escolares. Tienen razón. El asunto se ha vuelto suficientemente polémico, más cuando se resalta la importancia de la intervención de los padres de familia. Críticos de la educación, maestros, directivos docentes, pedagogos y padres de familia esgrimen argumentos respetables. Arguyen, por ejemplo, que ese auxilio es solo durante la niñez, mejor dicho, en el arranque del aprendizaje. Pero en esa edad se construyen los prototipos de personalidad que esos niños o niñas van a tener a través de su existencia.
Estoy con los que piensan que la educación se da en varios territorios; que no se da solo en la escuela. Esa formación tiene, básicamente, dos escenarios: la escuela y el...