Por Gabriel Jaime Pérez, s.j.
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En aquel tiempo el Espíritu impulsó a Jesús hacia el desierto. Allí estuvo cuarenta días viviendo entre las fieras y siendo tentado por Satanás, y los ángeles le servían. Y después de haber sido Juan (el Bautista) llevado a la cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios. Decía: “Ya se cumplió el plazo señalado, y el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en el Evangelio” (Marcos 1, 12-15).
Después de ser proclamado como el “Hijo amado” de Dios en el bautismo recibido de Juan, y luego del encarcelamiento de éste por orden del rey Herodes, encontramos a Jesús en el desierto de Judea, dedicado a un retiro espiritual de 40 días. Este número 40, de donde...