El miedo a Trump es el miedo a la historia. No al futuro, es pavor por el pretérito. Trump no es Trump, es lo que evoca, lo que recuerda.
El candidato es la suma de las restas humanas. Lo que se ha logrado a punta de pensamiento, dialéctica, investigación, todo eso se perderá. En cambio las infamias vendrán juntas. Volverán a oler los hornos.
El hombre no descenderá del simio, el hombre no será naturaleza sino imposición del más astuto sobre las bestias que desde siempre prepararon la tierra para la llegada de la inteligencia.
Los ricos heredarán a Dios. Serán señalados, desde generaciones antes de su nacimiento, para ampliar las alambradas de las tierras antepasadas. Los pobres, en cambio, tendrán que agachar cabeza eternamente y pedir perdón...