Por Gordon Adamsy Stephen M. Walt
Durante cuatro años, la política americana hacia Siria ha estado construida con base en un deseo y una oración: el deseo de que el presidente Bashar al Assad se vaya y una oración para que la “moderada” oposición siria sea más de lo que es. Ahora Rusia ha intensificado su juego y la respuesta por parte del gobierno americano y muchos comentaristas parece ser desear más y rezar con más fervor, mientras condenan a Rusia por entrometerse en donde supuestamente no pertenece.
Así como muchos americanos y europeos podrán aborrecer lo que hizo el presidente de Rusia, Vladimir V. Putin en Crimea y Ucrania, la intervención de Moscú en Siria podría ofrecer el primer pedacito de esperanza para ponerle fin al embrollo allá....