Ahora que me acerco a los cincuenta sigo siendo el mismo niño de cinco. Con los mismos miedos y deseos, pero también con las mismas seguridades y planes que tenía desde muy temprana edad. Muchos de ellos se han cumplido otros no.
Lo importante es que desde esa edad muchos de nosotros ya teníamos planes muy serios para la vida. La explicación del porqué o del cómo eso puede pasar no la sé, pero cuando escucho a las personas dizque adultas discutir por tonterías compruebo definitivamente que nunca dejamos de ser niños.
Actualmente encuentro un común denominador entre los hombres y mujeres exitosas, y es que cumplieron ese plan dibujado a los cinco años. Es decir, el éxito o fracaso de las sociedades debería medirse por la capacidad que tienen las...