La semana pasada me di a la tarea de ver las emisiones del medio día de los dos noticieros colombianos en las cadenas nacionales ¿la misión? Encontrar una nota de optimismo, hallar un asomo de sensatez –o una pizca de análisis-, o al menos, un recuento justo de la realidad nacional. El resultado fue una decepción. Los noticieros nacionales del medio día –y con esto no eximo a los regionales o los otros horarios, por supuesto, pero no me consta- funcionan como festines de miedo y desconfianza; un refugio de la paranoia y el terror. Sus principales fuentes se han convertido en la Policía, Medicina Legal y las cámaras de seguridad de calles y comercios; sus protagonistas son bandidos, ladrones, asesinos y demás; su mensaje: la desconfianza interpersonal....