La primera parte de este escrito aparece este domingo en mi columna de El Tiempo. El país necesita un nuevo contrato social. El primer requisito es erradicar la corrupción y garantizar la seguridad ciudadana en todo el territorio. El acceso a programas de atención en la primera infancia debe ser universal. La educación primaria y secundaria serían obligatorias y todo niño tendría derecho a educación pública de calidad. La educación terciaria contaría inicialmente con sistemas de financiación, becas y matrículas diferenciales con el objetivo de que nadie que quiera educarse o capacitarse no lo pueda hacer.
Estos serían los primeros pilares de una sociedad incluyente. Otros serían acceso universal a servicios públicos básicos, a salud, vivienda...