Por segunda vez en lo que va de su cuatrienio, se vuelve a dictar medida de aseguramiento contra el gobernador Aníbal Gaviria. Vuelve a confinamiento obligado por los mismos cargos que desde hace algún tiempo se le formularon, que lo llevaron a su primera detención domiciliaria de la que se libró por un habeas corpus concedido por el Tribunal Superior de Medellín. Ahora la Fiscalía encontró méritos suficientes para acusarlo y pasarlo a etapa de juicio ante la Corte Suprema de Justicia. Comienza otro calvario para Gaviria Correa.
Este proceso contra el gobernador estuvo muerto por siete años y resucitado hace tres. Se le sindica de delitos por suscribir contratos sin cumplimiento de los requisitos legales así como de peculado por apropiación a favor de terceros. Es una severa acusación –dura lex, sed lex– que constituye fuerte golpe no solo contra el mandatario sino contra la institucionalidad de la región. Afecta en materia grave la gobernabilidad, debilita su credibilidad y empaña la trasparencia que se debe conservar en la elección de los funcionarios que aspiran a regir los destinos de la comarca. Se pierde el hilo conductor de lo que ha sido el estricto cumplimiento, sin sombra alguna, de la ética en la Gobernación de Antioquia desde los tiempos republicanos. Es quizá el mayor escándalo que ha estallado hasta el día de hoy en el gobierno del departamento.
La mujer del César no solo debe ser honesta sino parecerlo. Cuando quedan dudas, se presentan esta clase de bochornos y enredos, de acusaciones y detenciones reiterativas, que van dejando una estela de mal sabor, que deslegitima la transparencia en las funciones del gobernante. Todos los escándalos, así se conserve la presunción de inocencia, la que esperamos que Aníbal Gaviria ratifique ante los jueces para evitar el fallo condenatorio, perturba la tradición de los gobernantes antioqueños de ejercer en completa libertad, sin sobresalto alguno, los destinos paisas.
¿Habrá pensado el gobernador Gaviria, en su deber ser, dar un paso al costado para que se normalice en democracia la gobernabilidad en la región? ¿Ha meditado que hacerlo con desprendimiento y valentía, invocando los supremos intereses de Antioquia por encima de las conveniencias personales, le darían la transparencia al proceso y la dignidad a su comportamiento, constituyendo un ejemplo con el que se deben manejar en momentos de enredos éticos los destinos de esta región? Libre de ataduras burocráticas, sin ejercer poderes a la sombra para afrontar su proceso, sería un acto ejemplarizante para imitar por futuros mandatarios
Al gobernador Gaviria, a quien apreciamos personalmente, le deseamos que supere este calvario con la confirmación de los jueces de su inocencia. Pero consideramos que Antioquia no puede continuar en un régimen departamental que oscile entre crisis y crisis, aplicando medicinas de efectos temporales a través de las interinidades, dando vueltas como un corcho en el remolino de acontecimientos que afectan la región.
Las conveniencias y compromisos de Antioquia como un todo, están por encima de los intereses políticos y personales de los afectados, por importantes que sean