Todo comenzó hace cuatro años con una tímida iniciativa y ahora se ha convertido en un verdadero fenómeno social de comunicación. Lo curioso es que no se ha dado en ninguna de las muy populares y visitadas redes sociales, sino en un espacio inesperado: una cadena de supermercados en Países Bajos. Se trata del éxito rotundo de las cajas lentas de cobro o cajas habladoras, una idea a contracorriente que invita a tomarse su tiempo para registrar las compras y dedicar unos minutos a conversar tranquilamente con quien lo atiende en la caja.
En lugar de las cajas rápidas o las de autoservicio, estas no son para gente con afán. Fueron creadas específicamente para lidiar con la soledad de una población que envejece y aumenta a pasos acelerados. Porque a diferencia de América Latina, donde la población mayor de 65 años alcanza el 8%, en los países de la Unión Europea es de más del 20%. Esto se une al hecho de que en Europa se tienen menos hijos, a edades tardías y por debajo del nivel de reemplazo, lo que crea un escenario en el que ya hay más de 30 millones de personas que viven solas en esa región del mundo.
Así que la cadena neerlandesa de supermercados Jumbo, una empresa todavía familiar, ensayó poner una caja lenta que se convirtiera en punto de encuentro y ayudara a identificar y reducir la soledad. Fue tal el éxito que ya tiene 200 instaladas a lo largo y ancho del país en zonas donde el problema de la soledad es más acuciante. Ese ha sido su grano de arena para participar como miembro de la Coalición Nacional contra la Soledad en el programa Uno contra la soledad, una iniciativa que partió del Ministerio de Salud neerlandés para frenar semejante “pandemia”.
La necesidad de conversar se agudiza con los años. Lo vemos en los bancos, en los consultorios médicos, en las oficinas donde se hacen gestiones públicas o en los parques. Siempre hay una persona mayor dispuesta a contar alguna de sus batallitas y a escuchar al otro, pero las oportunidades se reducen en un mundo digitalizado donde la tecnología ha reemplazado la atención humana y el ritmo de trabajo que se le exige a quienes aún atienden en persona no permite dedicarle mucho tiempo a nadie. Y como resulta que no todo el mundo encaja bien con este modelo de vida, hay que buscar alternativas. Como bien dijo un usuario: “Desacelerar la vida y acercarla a los tiempos naturales es uno de los grandes cambios que debe hacer esta civilización”.
Ese carril más lento que fomenta el contacto es un pequeño gesto reconfortante que genera grandes beneficios. Se podría decir que es un acto conciliador entre generaciones, porque si bien está pensado para personas mayores, la charla se da con otras más jóvenes que atienden las cajas lentas. Al fin y al cabo, a pesar de las carreras y los afanes todos queremos hablar, es parte de nuestra esencia .