Culminó el pasado domingo la segunda parte de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Tras sesiones que duraron tres semanas, no se dio ningún cambio en la doctrina que ha guiado a la Iglesia por más de dos mil años y que está basada en las Sagradas Escrituras. Algo que ansiaban hambrientos cientos de periodistas conglomerados por estos días en la sala de prensa de la Santa Sede.
Esto no significa que los padres sinodales no hayan discutido temas álgidos. Significa más bien que las conclusiones han estado encaminadas a una mayor atención pastoral y una menor condena, de acuerdo con el más importante mandato que hizo Cristo: la caridad.
El Papa Francisco invitó en el discurso de clausura del Sínodo a defender la familia: “de todos...