Un movimiento contra el populismo se está regando por toda Italia. Son miles y miles de ciudadanos que durante el último mes se han congregado en las plazas de las mayores ciudades del país para manifestar su desacuerdo contra el racismo, el odio y la polarización. Es una protesta coral contra el extremista Matteo Salvini y su partido la Liga, que personifican aquel populismo representado en Estados Unidos por Donald Trump, en Francia por Marine Le Pen, y en Inglaterra por Boris Johnson. Estoy hablando del movimiento conocido como las Sardinas. Un breve análisis de este fenómeno puede servir de comparación con las marchas que han desfilado por las calles de las ciudades colombianas.
El movimiento surgió en respuesta al intento de Salvini de ganar el poder en las elecciones de enero en Emilia Romagna, una región que tradicionalmente ha sido gobernada por la izquierda. Mientras el líder de la Liga se dirigía a Bolonia, un grupo de ciudadanos organizó un flash-mob esperando llenar la plaza central con 6 mil personas al estilo de las sardinas. Aparecieron alrededor de 15 mil personas, una multitud considerablemente mayor a la que asistió al lanzamiento de la campaña de Salvini. Lo que comenzó como un acto local goliardesco se ha convertido en un fenómeno nacional. El fin de semana pasado en la ciudad de Turín se reunieron casi 30 mil personas. El simbolismo es muy fuerte; quitarle espacio público a la política del odio, para llenarlo de decencia y moderación.
No son solo las personas organizadas como sardinas en las plazas de Italia lo que caracteriza a este movimiento espontáneo. Son también sus formas de protesta. Mientras que los líderes de la polarización utilizan un lenguaje incendiario que alimenta las divisiones y los odios, las Sardinas responden con cantos, humor, poesías y bailes, incluso con la canción Bella Ciao, que fue el himno de la resistencia antifascista en Italia. Las pancartas y otros signos de afiliación política están prohibidos en las manifestaciones. Se celebran los valores de la tolerancia, de la inclusión y de la moderación. Se anima a los participantes a ignorar en lugar de responder, en especial al abuso verbal, ya sea en las redes sociales o en persona. Este movimiento está logrando lo que la oposición de centro izquierda ha eludido repetidamente; encontrar el lenguaje y las formas para expresar los valores establecidos por la constitución.
Como lo ha resaltado el periódico The Guardian, hay lecciones que transcienden al caso italiano. De hecho, cuando la política se lleva a cabo con imaginación y elegancia, se pueden vencer los mensajes antipopulistas. Y si el éxito de las Sardinas resalta un profundo deseo entre los italianos de ir más allá del lenguaje grosero del populismo, lo mismo seguramente podría aplicarse en otros lugares. “Podemos vencer al dragón del populismo con nuestros cerebros, con ideas”, dijo en una entrevista Mattia Santoro, de 32 años, quien con otros tres amigos lanzó el movimiento en Boloña. La renovación de la política pasa por la participación ciudadana, radicada en el compromiso personal y el pensamiento crítico.