Santa Teresa de Jesús (1515-1582), cuya fiesta celebramos el 15 de octubre, fue una lectora apasionada. La lectura forjó su arte consumado de escritora, gracias a lo cual la conocemos y admiramos por su grandeza humana. Para fray Luis de León, primer editor de sus obras, el castellano de Teresa es de “una elegancia desafeitada”, es decir, limpia, sin aderezo alguno; y su prosa “deleita en extremo”.
Teresa escribe el “Libro de la vida”, su primera obra, a los 50 años. Una autobiografía con una teología implícita, en que contando su vida aparece la acción permanente de Dios en ella, con confidencias deliciosas, como éstas: “Si no tenía libro nuevo, no me parece tenía contento”; “diome la vida haber quedado ya amiga de buenos libros”; “que en leer...