Sentado, al parecer, con el perfil hacia oriente. Los ojos hundidos y tristes, la mirada baja y perdida. Más un alma que el retrato con estilete firmado por Pablo Picasso el 9 de junio de 1938. Dos meses habían pasado desde su muerte. Puede pensarse que el pintor malagueño ha dibujado de memoria la imagen que ahora ilumina la portada del volumen que compendia el libro póstumo “España, aparta de mí este cáliz” publicado en 1939, cuando terminaba la guerra civil española y empezaba la mundial: “¡Estremeño, dejásteme / Verte deste lobo, padecer, / Pelear por todos y pelear para que el individuo sea un hombre, / Para que los señores sean hombres”.
De la misma fecha un boceto que aspira a retrato. De frente, ceño fruncido; sin atractivo ni parecido,...