La historia empresarial de Colombia nos ha demostrado que hay distintos modelos de gestión, cada uno valioso a su modo para un contexto y una necesidad histórica puntual. Con el movimiento en el mercado de valores de las últimas semanas, pero, sobre todo, con la presión a la que nos ha sometido la pandemia, esta reflexión ha estado más abierta y vigente y nos ha hecho preguntarnos ¿qué empresas queremos construir? ¿Cuál debe ser el rol del ecosistema empresarial en el bienestar colectivo? ¿Qué modelos privilegiamos como sociedad?
Un modelo tradicional y legítimo es el de la rentabilidad pura y dura: organizaciones que dan resultados, que generan riqueza y que se orientan exclusivamente por las condiciones de mercado. Otro enfoque posible es el de las empresas que están comprometidas con ser rentables y generarles utilidades a sus dueños, pero que además trabajan por el bienestar de sus clientes, que invierten en el cuidado del medio ambiente, que plantean programas para el desarrollo de sus proveedores, que son buenos lugares para trabajar, que impulsan el desarrollo de las comunidades. Este segundo modelo, vale la pena decirlo con claridad, no es tan ampliamente valorado en la visión de corto plazo de los jugadores del mercado que buscan rentabilidad por considerar que puede ser demasiado costoso y fuera de foco.
No obstante, las compañías que planean y ejecutan procesos estratégicos que se construyen sobre la premisa del valor agregado a la sociedad, nos han demostrado que tienen la capacidad de ir más allá de las utilidades trimestrales y del corto plazo para ser socialmente rentables, es decir, organizaciones cuya existencia es beneficiosa para la sociedad en su conjunto, pero además, nos han demostrado que sociedades saludables propician el fortalecimiento de tejidos empresariales más rentables.
La búsqueda por crear valor, ese valor agregado a la sociedad, ha marcado la historia de lo que hoy denominan Grupo Empresarial Antioqueño, GEA, con los altos y bajos que conocemos. El GEA es una agrupación de empresas conectadas societariamente en sectores estratégicos de la economía como el financiero, alimentos e infraestructura, pero sobre todo acopladas por una visión filosófica de la ciudadanía corporativa que le han representado a Antioquia y a Colombia grandes aliados para el desarrollo.
Hoy el GEA está integrado por los grupos Argos, Nutresa y Sura, representa cerca del 8% del Producto Interno Bruto del país y emplea a cerca de 120.000 personas de manera directa y a millones de manera indirecta. Esta agrupación de empresas conectadas por una visión particular de comportamiento está bajo la lupa por cuenta de una oferta sorpresiva, pero sin duda válida y legítima, de un tercero por Nutresa, que considera que es una empresa atractiva, rentable y con mucho potencial de crecimiento global.
La oferta económica ha sido presentada como atractiva por la situación del mercado de valores y como una oportunidad de rentabilidad de corto plazo para los accionistas de Nutresa. Pero más allá de una valoración netamente financiera y del atractivo mediático que ha generado esta situación, la oferta tiene que llevarnos a profundizar en la reflexión del modelo empresarial que queremos como país ¿qué vamos a privilegiar?
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ANDI-ANTIOQUIA