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Juan David Escobar Valencia
Columnista

Juan David Escobar Valencia

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Walter mercaba con la plata de los tontos

Por juan david escobar valencia

redaccion@elcolombiano.com.co

“Cuando la gente ha perdido la capacidad de establecer sus propias agendas o cuestionar con conocimiento a quienes tienen autoridad; cuando, agarrando nuestros cristales y consultando nerviosamente nuestros horóscopos, nuestras facultades críticas declinan, incapaces de distinguir entre lo que se siente bien y lo que es verdad, nos deslizamos, casi sin darnos cuenta, de vuelta a la superstición y la oscuridad”. Del libro de Carl Sagan: “El mundo embrujado por el demonio: la ciencia como una vela en la oscuridad”.

Hay quienes desean ser engañados, oír lo que quieren oír, preferiblemente que algo externo e incomprensible a ellos les resuelva lo que su mediocridad no ha podido solucionar, así sea aceptando soluciones seudocientíficas, sin sustento alguno pero que suenan avanzadas y de parte de sujetos aparentemente superdotados, con visa al mundo astral o provenientes del valle del software, sin preguntarse si realmente son las respuestas, si son material y financieramente posibles y si el ego con esteroides del supuesto superdotado que las plantea está más empeñado en que sus sorprendentes soluciones encuentren el problema y no al revés.

Pero no hablo de los votantes del próximo alcalde. Me refiero al conocido engañabobos y astrólogo conocido como Walter Mercado, quien abandonó hace unos días este planeta para unirse a las estrellas y planetas del sistema solar con los que se hizo millonario a costa de la estupidez de tantos, que por tontos se merecieron ser engañados por voluntad propia, pues, aunque no esté en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1.948 ni en su referente de 1.789, todos tienen derecho a ser pendejos.

El embustero astrólogo había vaticinado para el día en que murió por insuficiencia renal, para los nacidos bajo el signo de Piscis al que él supuestamente pertenecía, lo siguiente: “Males de salud y problemas personales desaparecerán según vayas cambiando tu manera de pensar... Conoce gente nueva, expande tu círculo de amistades”.

Pues parece que su manera de pensar no era tan flexible como le recomendaba a otros y las personas que conoció en el Hospital Auxilio Mutuo de San Juan de Puerto Rico no fueron suficientes para evitar su verdadero destino, y no el que falsamente predicen los embaucadores esotéricos que, abusando de las estrellas, encuentran víctimas de quienes aprovecharse con plata, o con votos.

El astrólogo tropical que vestía como una versión subdesarrollada del pianista Liberace, y su rostro, a pesar de tantas cirugías y Botox, se parecía más a la superficie de Júpiter, planeta que fue rector de su signo zodiacal hasta que en 1.846 todo el entable de la farsa zodiacal se dañó porque el desocupado astrónomo Johann G. Galle le dio por descubrir a Neptuno, y tocó reescribir el sainete celestial del horóscopo, que tiene todavía creyentes entre las tropas de ignorantes terrícolas, víctimas del efecto Barnum, que por su mal amueblamiento cerebral y ego aceptan como válida cualquier ambigua generalización que suponen está referida a ellos.

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