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El poder de una túnica

El desencadenante del episodio de la abaya fue un informe estatal que alertaba sobre el incremento de los “ataques al laicismo” en los colegios de Francia. Según este, en el curso 2022/2023 se dispararon un 217% con respecto al año anterior.

23 de septiembre de 2023
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  • El poder de una túnica

La prohibición de la abaya en las escuelas públicas francesas, ha reabierto el debate identitario en Europa. El tema es delicado y recurrente en diferentes países porque se centra en la utilización de signos religiosos en las aulas, pero con especial énfasis en los vinculados al islam. Las sensibilidades están a flor de piel y el tema no sólo ha dividido ideológicamente a los políticos europeos, sino que ha sido enarbolado como excusa por Al Qaeda para amenazar con nuevos ataques terroristas, porque acusan a Francia de estar en contra del islam.

Si existe un pilar en la sociedad francesa es el concepto de laicidad, que garantiza la libertad y la igualdad de los ciudadanos en sus opciones espirituales y la neutralidad de los poderes públicos en el funcionamiento de la sociedad. Algo fácil de definir, difícil de delimitar y mucho más de ejecutar, sobre todo cuando se le empieza a dar un uso político al vincular la migración con el islam, y la integración con el uso o no de determinadas prendas.

La abaya es una variedad de túnica islámica que llevan las mujeres. La mayor parte de la gente le da un significado religioso, pero distintas autoridades musulmanas han explicado que va más allá porque representa su cultura. En un país como Francia, donde el 10 por ciento de su población es musulmana, el asunto se vuelve más complejo. Porque la mayoría de ellos nacieron en territorio francés pero tienen padres o abuelos que emigraron de países que en algún momento fueron colonia francesa, como es el caso de Argelia y Marruecos. Esto hace que el vínculo entre la religión y el tema de la integración de los migrantes sea ficticio. Esos hijos y nietos de migrantes hacen la Francia de hoy: ellos también son compatriotas.

El desencadenante del episodio de la abaya fue un informe estatal que alertaba sobre el incremento de los “ataques al laicismo” en los colegios del país. Según este, en el curso 2022/2023 se dispararon un 217% con respecto al año anterior. Así que ni corto ni perezoso, el gobierno de Macron vetó su uso por considerarla una prenda intimidante, lo que vulneraría una ley vigente de 2004. A partir de ahí, el asunto fue tomando más y más fuerza entre los políticos y, como de costumbre, los dividió.

Mientras los partidos de derecha piensan que es un atentado contra la esencia del ser europeo, la izquierda dice que se está haciendo una tormenta en un vaso de agua porque su uso alcanza cifras meramente anecdóticas. Pero en el fondo de todo se encuentra el uso político del factor miedo. Los atentados terroristas en Europa contribuyeron a ello y han hecho que la abaya sea un nuevo síntoma de la crispación francesa. Tal como ocurrió con la Ley del velo que prohibió su uso en las escuelas y que se aprobó en un contexto político y social muy particular marcado por los atentados yihadistas del 11S en Nueva York. En ese entonces se llegó a asimilar el velo a la complicidad con el terrorismo.

Francia le da vueltas y vueltas a este asunto de la abaya. Tantas, que hasta el ministro de Educación Gabriel Attal ha planteado la posibilidad de volver al uniforme escolar, algo que desde la revolución de mayo del 68 no se ve en ese país y que por lo tanto varias generaciones no han vivido. Attal dice que no es la solución milagrosa, pero que puede contribuir al propósito gubernamental de asegurar la laicidad en las aulas.

Ese debate, el de la laicidad, existe en todo el continente europeo, pero no hay un modelo ideal. En la Italia de Giorgia Meloni se habla de la islamización de Europa. En el Reino Unido los alumnos pueden ir a clase con signos religiosos. En Alemania también siempre han generado controversia al punto de que en 2003 se le prohibió a los profesores de algunas regiones llevarlos, pero en enero de este año se anuló esa prohibición por anticonstitucional. En Dinamarca está asociado a la libertad de expresión. En España hay un vacío legal al respecto, que ha permanecido así tal vez porque no se tiene la sensación de amenaza, mientras que en Bélgica no está prohibido como norma general, pero cada institución lo regula amparado en la neutralidad. En Suiza depende de los cantones, y en los Países Bajos está prohibida la burka o cualquier otra prenda que tape gran parte del cuerpo de la mujer o los ojos. Si hay algo que se pueda decir en términos generales es que tanta prohibición hace cuestionar el concepto mismo de libertad.

La cuestión es cómo regular el ejercicio de la religión, para que no interfiera en la neutralidad de los poderes públicos y garantizar a la vez las libertades de unos y otros. .

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