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Sacudón a la
“paz total”

La salida de Danilo Rueda es una excelente noticia, pero es muy temprano para declarar que hay cambio de rumbo.

23 de noviembre de 2023
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  • Sacudón a la “paz total”

Quince meses se demoró el presidente Gustavo Petro en darse cuenta de que la Paz Total de su gobierno no iba para ningún Pereira. Al menos, la paz total bajo la dirección de Danilo Rueda, a quien ayer decidió sacar de su cargo de Alto Comisionado.

Basta leer la edición de este periódico para darse cuenta del desastre en el que está convertido ese proceso. En menos de 48 horas cinco masacres. Sin duda algo que no se había visto hace muchos años en el país. Se suponía – la promesa era –, que al poner a rodar procesos simultáneos de negociación con todos los grupos armados ilegales automáticamente las comunidades iban a sufrir menos. Y ha pasado todo lo contrario: se han disparado secuestros (80%) y extorsiones, entre otras.

Además – también lo registramos en la edición de hoy – mañana se cumplen siete años de la firma del acuerdo de paz con las FARC y la aplicación del mismo, en lo que va corrido del gobierno Petro, ha sido un fracaso.

Iván Danilo Rueda Rodríguez era un completo desconocido para la opinión pública hasta que, en abril de 2022, en plena campaña para la Presidencia de la República, un informe del periodista Ricardo Calderón en Noticias Caracol reveló que Rueda, como parte de una comitiva encabezada por Juan Fernando Petro, hermano del entonces candidato, había estado en cárceles como La Picota visitando presos “de alto perfil”, algunos de ellos condenados por narcotráfico, paramilitarismo o corrupción.

En ese entonces, la explicación que improvisaron para justificar esas visitas era que se trataba de gestiones que ellos hacían a título de miembros de ONGs dedicadas a trabajar por la paz. Al día de hoy el país sigue sin una respuesta clara de lo que a todas luces parecieron ser pactos para apoyar al hoy presidente – con votos en las cárceles y en los territorios que dominan –, a cambio de beneficios como la no extradición, beneficios estos que harían parte de un nuevo concepto que los colombianos estábamos a punto de conocer: la “paz total”.

Y fue precisamente la “paz total” el encargo que, meses después, daría el elegido Gustavo Petro a Danilo Rueda: una ambiciosa iniciativa para negociar y pactar una paz con prácticamente todo grupo armado ilegal en Colombia, desde el ELN y el Clan del Golfo hasta las pandillas de Buenaventura y los combos de Medellín. Esa tarea llegó a su fin, al menos para Rueda, ayer cuando el presidente le agradeció por sus servicios y comunicó que, en adelante, el encargado de las gestiones de paz del gobierno sería Otty Patiño, hasta hoy jefe de la delegación que negocia con el ELN.

Esta es una decisión que saludamos y aplaudimos. La permanencia de Rueda era insostenible.

Era insostenible por cuanto no daba garantías a la sociedad colombiana. Su actitud hacia los grupos armados era de extrema generosidad, encarnando tal vez esa idea varias veces fracasada según la cual para hacer la paz solo hace falta buena voluntad y hablarles cariñosamente a los delincuentes.

Era insostenible porque, ante la escalada criminal de grupos como el ELN, el hasta ayer Comisionado prácticamente no reaccionaba: no protestaba por los secuestros, y por el contrario afirmó que había que reconocer como algo positivo que el ELN se atribuyera públicamente los crímenes que cometía.

Era insostenible porque nunca entendió que ese encargo era tan enorme, que requería método, estrategia y organización. Trató como un malabarista de conducir a la vez numerosas negociaciones con grupos muy diferentes, algunas de las cuales carecen incluso de marco legal que las soporte.

Si mínimamente se hubiera puesto en la tarea de entender cómo han sido los procesos previos en Colombia se daría cuenta de que un llanero solitario recorriendo el país conversando con los más grandes criminales no es una estrategia que pueda dar resultados.

Y como si todo lo anterior no fuera bastante la institucionalidad de la paz, que dependía de él, está desmoronándose: basta mirar el caso de Gloria Cuartas, quien está a cargo de la implementación del acuerdo con las Farc, y cuyas declaraciones recientes dan cuenta de una sensación de total incapacidad. Mientras tanto los reinsertados, a quienes por cierto siguen asesinando en la “potencia mundial de la vida”, han perdido toda la confianza en el Alto Comisionado.

Por supuesto Otty Patiño produce, al menos en primera instancia, más confianza que Danilo Rueda. No solo es totalmente ajeno a esas maniobras misteriosas en cárceles como La Picota: es además un veterano de los temas de paz, protagonista de la paz con el M-19, y desde entonces ha demostrado ser un hombre serio. Sus reacciones recientes de rechazo a los secuestros del ELN, aunque son demasiado poco y llegan demasiado tarde, son al menos preferibles al silencio cómplice de Rueda.

Al nuevo Comisionado le deseamos éxitos. Si algo pudiéramos decirle sería que una negociación no se hace solo a punta de voluntad y camaradería. Se necesitan objetivos claros, límites, seriedad, buena estrategia y buen método.

Ha sido la falta de todo esto lo que tiene a todas las organizaciones criminales, del ELN al Clan del Golfo pasando por el mal llamado “Estado Mayor Central”, envalentonadas como nunca: mientras crecen al amparo de su rentas ilegales, y se dan el lujo de desfilar en camuflado por las calles de pueblos y veredas, el Estado no hace nada. Ni en la mesa ni fuera de ella. Esto no puede seguir así.

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