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Cuando en 2008 Amalia Andrade decidió dejar de escuchar esas voces que desde pequeña le decían “¡qué dibujo tan feo!”, su vida cambió. Estaba acostumbrada a escribir, porque siempre le ha gustado (y por ello estudió comunicación social y literatura) y porque ha sido una manera de entenderse a sí misma. “Pero cuando vi que esto me estaba quedando corto, acudí al dibujo”, relata.
Según ella, la organización de las palabras en una página, la forma de las letras y la disposición en el espacio provee una imagen. Entonces trata de borrar los límites entre literatura y dibujo con unas figuras y trazos casi infantiles que se mezclan con las palabras de una mujer genuina, que ha vivido, se ha enamorado, a la que le han roto el corazón y se lo han puesto a bailar, una mujer que tiene sueños y temores.
A veces solo escribe textos a mano, con mayúscula sostenida. Algunos en inglés, algunos en español. Otras veces, les pone líneas de color. En ocasiones, a los textos los acompaña un dibujo. Y también hace figuras que van con textos y que al separarlas no tendrían sentido, casi siempre a blanco y negro.
A su trabajo lo llama “escritura visual” y no se lo guarda para sí misma. Lo publica en un blog y en Instagram, en los que ha logrado reunir una audiencia de miles. “Instagram es una herramienta de trabajo. Además me gusta el sentido de comunidad que tiene y la posibilidad que me da de compartir el trabajo hasta con personas que uno admira y hasta conseguir amigos, como Vanessa Rosales por ejemplo” refiriéndose a la reconocida crítica de moda colombiana.
También a través de Instagram conoció a la diseñadora Diana Crump, que se caracteriza por sus propuestas de moda femenina, “y ahora estamos explorando posibilidades para hacer un proyecto juntas” cuenta Amalia, a quien siempre le ha interesado la posibilidad de acercarse a otras áreas creativas. Por eso, después de haber ejercido como periodista y editora en diferentes medios, ahora trabaja en el estudio de diseño Siegenthaler &Co, donde se dedica a elaborar contenidos para diferentes productos.
Por su parte, el blog le ha dado disciplina. “Sé que no lo puedo dejar tirado y es un compromiso con mi audiencia, que aunque no es gigante, como la de los youtuber famosos, sé que están ahí y me leen, porque todos los que escribimos queremos ser leídos”.
Y allí trata de reinventarse cada vez. Están sus ilustraciones y textos más largos, que hablan de amores y ansiedades en los que el humor se atraviesa de vez en cuando. Allí está, por ejemplo, el “Kit para enamorar a otro en tres sencillos pasos” que al iniciar advierte: “Incluye un poema de amor, una carta que puede modificar a su antojo y un afiche para todos los gustos. La membresía a Netflix y las cajas de cereal se venden por separado”.
Desde que esta caleña decidió dibujar no ha parado y ya han pasado siete años. Acaba de publicar un libro y tiene la cabeza llena de ideas y proyectos .
Editora de la unidad de Interacción