¿Se imagina que un vecino merque por usted? ¿Y que además de eso, ese mercado le salga a mitad de precio? ¿Lo haría por Facebook y que le llegue a la casa? Esa es la promesa de la Misión Mercado de Consumo Popular, de Buenos Aires, Argentina. Una iniciativa del movimiento Pueblo en Marcha, que busca evadir los altos precios de las cadenas de supermercados tradicionales, en un país que tiene hoy en día una inflación anual del 33 por ciento.
La dinámica es simple: los productores y los compradores tienen un contacto directo con un líder barrial que conforma un círculo, compuesto por 10 hogares máximo, administrado por uno de los vecinos al que le llegan las canastas con las compras encargadas por las familias que integran esta red. Hasta ahora se han conformado más de 35 círculos activos sólo en la Capital Federal y la cifra va en aumento.
Los productos, como es de esperarse, al no pasar por otro intermediario, son entre un 50 y un 60 por ciento más baratos que en otros establecimientos de comercio. Actualmente, las canastas son distribuidas una vez al mes, pero se proyecta hacerlo cada 15 días, según Cristóbal Cervera, integrante de Pueblo en Marcha y gestor de Me.Co.Po, sigla con la que se conocen a los Mercados de Consumo Popular.
“Queremos que la gente no sólo tenga en cuenta la ventaja de precios, que es evidente, sino también que se trata de participar de una relación social diferente que apoya un sistema de consumo colaborativo, escapando así a la especulación de precios de las grandes marcas. La idea es que la gente sea consciente de que al comprar está haciendo un acto político”, afirma Cervera.
Desde que nació el proyecto, a finales de 2015, se han consolidado seis canastas o paquetes de compra que surten productos como cereales, frutas y verduras, vegetales orgánicos, productos de almacén, higiene y aseo, y hasta literatura e impresos. Para la entrega del mes de mayo, en la que se esperan superar la venta de mil paquetes y duplicar así las ventas de abril, será integrada una séptima canasta de productos textiles.
“Toda esta organización, el contacto entre los vecinos, los diferentes productores y la conformación de la red de colaboradores en general no hubiese sido posible sin la ayuda de las redes sociales, especialmente Facebook, que ha hecho popular la propuesta”, puntualizó el activista sobre una comunidad de casi 8 mil seguidores, que por medio de esta plataforma conforman círculos y solicitan productos.
Síntoma de una crisis
Según Juliana Pometti, ama de casa de Rosario, al Centro-Este de Argentina, los mercados de todo el país han evidenciado tal encarecimiento en materia alimentaria que muchos de los ciudadanos de clase media se han visto en la necesidad de vincularse a programas que ayuden a mantener el ahorro, como la campaña Para Todos, que consiste en una serie de camiones con ventas subsidiadas de víveres como carne, pastas y mariscos.
“Haciendo compras por internet, nos hemos dado cuenta de que en un periodo de pocos meses hemos llegado a pagar hasta el triple por los mismos artículos en los supermercados. Acá en Rosario no han llegado los mercados populares, y con el cambio de gobierno no sabemos si también seguirá el programa de los camiones”, comenta Pometti.
Desde la perspectiva de los productores, Celina Rodríguez, integrante de la Cooperativa Panadería Pura Vida, en Lanús, sabe que la crisis no solo toca a los consumidores, sino también la mano de obra local.
“Estar con la misión de Me.Co.Po ha significado un aumento del 15 por ciento en las ventas, teniendo en cuenta que nuestros clientes eran sobretodo del barrio. Los siete compañeros que trabajamos acá, cabeza de familia todos, podemos hacer más sostenible la panadería sin recurrir a terceros”, comenta Celina.
Economía popular
Según expone la doctora Ana Mercedes Sarria, politóloga de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, en su trabajo La otra economía, este tipo de procesos sociales, como la iniciativa Me.Co.Po no solo buscan el lucro monetario, sino también el establecimiento de estrategias que favorezcan el desarrollo de los pueblos.
“Se trata de las acciones espontáneas de solidaridad entre familiares, amigos y vecinos y también en las acciones colectivas organizadas en la comunidad, que tienen como meta una mejor calidad de vida”, escribe la académica.
Edwin Torres, magíster en economía internacional de la Universidad del Rosario y docente de la Universidad de Antioquia, afirma que este tipo de proyectos de economía popular son fácilmente replicables en el contexto regional.
“En los mercados de América Latina, en los que normalmente los costos de intermediación de los supermercados formales son altos, y hay alta tendencia a concentrarse en mercados informales desde distintos frentes, no sería raro que este tipo de iniciativas se empezaran a presentar de forma generalizada”, comenta..