El 2021 inició en medio de una guerra entre las apps de mensajería. Luego de que la estadounidense Whatsapp actualizara sus políticas de privacidad a mediados de enero, la rusa Telegram y la también norteamericana Signal comenzaron a presentar registros de nuevos usuarios.
En el caso de esta última, los repuntes fueron hasta 43 veces superiores frente a la semana inmediatamente anterior, según información de la firma de inteligencia de mercado Sensor Tower. Esto llevó a que el mundo entero comenzara a preguntarse cuál de las tres opciones puede ser la mejor en el mercado actualmente.
Según aclaró Whatsapp días después, dichas actualizaciones están relacionadas con funciones opcionales para empresas, las cuales brindan “una mayor transparencia con respecto a la forma en la que recopilamos y usamos los datos”, por lo que no afectarían “de ninguna manera” la privacidad de los mensajes que sostienen sus usuarios con amigos y familiares. Sin embargo, las descargas de la aplicación se redujeron de 11,3 millones a 9,2 millones entre la semana previa y la posterior al anuncio de los cambios.
Esto le dio poder tanto a Telegram como a Signal. En el primer caso, la app sumó 25 millones de usuarios en las 72 horas posteriores al anuncio de las políticas de privacidad de Whatsapp, logrando así alcanzar 500 millones para finales del mes pasado. En el segundo, el volumen de nuevos usuarios provocó que los servidores colapsaran el 15 de enero, por lo que se limitó cualquier tipo de acceso durante los siguientes dos días. Para entonces, la aplicación alcanzó 40 millones de usuarios a nivel mundial.
La mitad del mercado
A pesar de ello, Whatsapp logró mantenerse como la segunda red social más usada en todo el mundo junto con YouTube, pues ambas cuentan con 2.000 millones de usuarios, según los datos más recientes de We Are Social y Hootsuite. Ambas solo son superadas por Facebook con 2.700 millones de personas.
Dicho total de usuarios le da a Whatsapp una participación de mercado cercana al 50 % frente a las personas que utilizan redes sociales en el mundo cada mes, que llega a poco más de 4.000 millones, de acuerdo con las cifras de We Are Social y Hootsuite. En el caso de Telegram, el market share (cuota de mercado) actual llega a 12,5 %, mientras que Signal apenas abarca 1 %.
Otra de las principales ventajas que tiene Whatsapp es su nivel de penetración por país, que en algunos casos se acerca a la totalidad de su población en un rango de edad entre 16 y 64 años, según datos de GlobalWebIndex. El top 5 de naciones incluye a Kenia, con un alcance de 97 %, Sudáfrica con 96 %, Nigeria con 95 %, Argentina con 93 % y Colombia con 92 %.
Al ser el quinto mercado más importante para Whatsapp a nivel mundial en términos de penetración, no es de extrañar que el cambio en sus políticas de privacidad se haya tomado muy en serio en suelo colombiano. Prueba de ello fue la investigación que el superintendente de Industria y Comercio, Andrés Barreto, anunció para analizar los cambios en su política de tratamiento de uso de datos personales.
Según el funcionario, esto se hace “con la finalidad de proteger el habeas data de nuestros connacionales y poderles dar un parte de tranquilidad de que aquella información que están compartiendo se ajusta al estándar nacional”.
¿Cómo están sus finanzas?
Se debe tener en cuenta que Whatsapp no opera como una compañía independiente al formar parte del portafolio de Facebook, por lo que su desempeño en materia de ingresos y ganancias está incluido dentro de los estados financieros del conglomerado tecnológico dirigido por Mark Zuckerberg.
Actualmente, Whatsapp es la segunda aplicación más usada del portafolio, superada solo por Facebook con 2.700 millones de usuarios. En tercer lugar, se ubica Messenger con 1.300 millones, mientras que Instagram cierra el listado con 1.000 millones.
De acuerdo con los estados financieros de la compañía, los ingresos de 2020 llegaron a US $85.965 millones, cifra que creció 22 % frente al total registrado en 2019. En cuanto a sus ganancias netas, el año anterior cerró con US $29.146 millones, número que reveló un incremento de 58 % en comparación con 2019.
Si bien no fue un año negativo para Facebook, sus niveles de rentabilidad pueden verse eclipsados por las proyecciones que ha mostrado Telegram para 2021. Mientras que sus ingresos podrían crecer 138 % frente a 2020, las ganancias netas llegarían a aumentar 174 % en comparación con el año pasado, según sus últimos registros (ver gráfico).
Contrario a los otros dos casos, Signal no genera ningún ingreso, sino que depende de las donaciones para continuar con su desarrollo. De hecho, recibió US $600.000 en donaciones durante 2018, pero gastó US $4 millones en personal e infraestructura ese mismo año, según datos de TechCrunch.
Incluso, la financiación para la red social ha llegado desde sus mismos competidores, pues el cofundador de WhatsApp y actual CEO de Signal Foundation, Brian Acton, le otorgó a Signal un préstamo sin intereses de US $105 millones en 2018.
Este fenómeno podría deberse a que, “a mayor privacidad que ofrezca la aplicación de mensajería, menor rentabilidad, porque su negocio es el manejo de los datos, la venta a terceros, o ver como los utilizan para generar mayores leads a las compañías que deciden pautar en estas plataformas”, según declaró el director de la empresa digital 242 Media, Diego Santos.
Por su parte, el propietario de Brandquity, Santiago Roldán, mencionó que la privatización si va a afectar la estrategia de monetización que tienen las aplicaciones móviles porque, “hoy en día tenemos usuarios mucho más conscientes del tipo de información que se comparte en los diferentes medios sociales y en las diferentes plataformas de búsqueda”.
“En este caso, la movida que está haciendo Facebook al unificar la plataforma de Messenger con Whatsapp y Facebook, haciendo solo un ecosistema, busca mitigar los problemas que le están trayendo el concepto del Tribunal Antimonopolio de EE.UU., y eso repercute en que los usuarios no quieran compartir toda su información en plataformas de Facebook”, dijo.
¿Cuál es la diferencia?
“Si dejas de utilizar Whatsapp y migras a Telegram, pero sigues usando Facebook, no se ve un gran cambio en relación a tu privacidad y la información que compartes”, aseguró el analista de seguridad senior de Kaspersky, el mexicano Roberto Martínez.
Para el experto, el debate no se centra en utilizar Telegram o Whatsapp, sino que se enfoca en el nivel de privacidad al que el usuario quiere llegar. Mencionó que Signal se revela como una alternativa mejor en cuanto a la privacidad, donde la información de los usuarios “ni siquiera es comercializable, teniendo en cuenta que son totalmente independientes”.
No obstante, Santos subrayó que las apuestas de las apps de mensajería apuntan, en el largo plazo, a la recolección de datos y, a futuro, a la solicitud de permisos para reducir la privacidad. “Estas son compañías que tienen mucho músculo financiero para soportar durante muchos años la operación base, lo que es la infraestructura de la aplicación, pero seguramente a futuro van a comercializar esos datos”, afirmó.
El experto también detalló que estas apps podrían empezar a ofrecer nuevos servicios informativos y de pauta sin utilizar los datos, pero “no va a ser tan rentable para otros como lo sería para Whatsapp”.
Respecto al futuro económico de estas apps, el chief technology officer de Adalid Corp, Axel Díaz Ortega, mencionó que van a continuar, principalmente, con un modelo de recolección de datos personales que les permita usar los metadatos que recolectan de los usuarios dentro de sus empresas, y con ello entregar esa información a terceros con la finalidad de “ofrecernos productos y servicios relacionados con esos datos”.
Esta no sería la excepción para las plataformas que se consideran más seguras dentro del mercado, como Telegram y Signal, pues de una forma u otra van a terminar cediendo al mercado a través de metodologías analíticas que les permitirían generar dinero.
“En ese aspecto siempre es importante tener en cuenta que para allá van todos los sistemas de mensajería sin importar si son los más seguros del mundo o no, toda vez que los servicios no son gratuitos en el sentido estricto de la palabra. Nosotros tenemos que retribuirles algo, y en este momento, es el oro del siglo XXI, que corresponde a los datos personales”, concluyó
