Por daniel bravo andrade
En sentido figurado, nunca estamos solos. Nuestro cuerpo está también habitado por cientos de miles de animales y organismos microscópicos, que hacen de nuestra piel, pelo, intestinos y demás su hábitat.
Para algunos la idea de que su cara sea el hogar de animales microscópicos como los ácaros puede ser repugnante, en especial cuando sus fotos los muestran como organismos salidos de una película de ciencia ficción (“Temblor bajo la tierra”, de 1990, se viene a la cabeza). Sin embargo, lo cierto es que en muchos casos estos microorganismos no representan ningún riesgo, todavía más, son beneficiosos.
“Hay muchos tipos de microorganismos, en general son indispensables porque ayudan a transformar la materia orgánica que murió”, dice Álvaro León Rúa, profesor de la escuela de microbiología de la Universidad de Antioquia.
El estudio de estos microorganismos ha ayudado a la ciencia a comprender mejor asuntos como “los cambios del estilo de vida o las condiciones del ambiente, pues han coevolucionado con el humano”, explica Rúa.
Estos son algunos de ellos, que cohabitan el cuerpo y sin los que, así pueda parecer desagradable, no podríamos vivir.