La comunidad astronómica ha registrado un evento excepcional con el paso del cometa 3I/ATLAS, un cuerpo celeste proveniente de otro sistema estelar que viaja a una velocidad cercana a los 60 kilómetros por segundo. Fue detectado por el telescopio ATLAS en Chile y confirmado por la NASA como un objeto de origen interestelar, el tercero en ser identificado después de ʻOumuamua (2017) y Borisov (2019). “Estas cosas tardan millones de años en ir de un vecindario estelar a otro”, explicó Paul Chodas, director del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA, destacando la relevancia del hallazgo.
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Desde Aguadilla, Puerto Rico, el astrofotógrafo Efraín Morales, de la Sociedad de Astronomía del Caribe, logró capturar imágenes del cometa mientras se desplazaba con rapidez sobre el cielo caribeño, mostrando cómo su trayectoria transformaba su apariencia de un punto a una estela luminosa en apenas minutos de exposición.
El cometa, que mide aproximadamente 20 kilómetros de diámetro, se encuentra a más de 670 millones de kilómetros del Sol y alcanzará su punto más cercano a nuestra estrella a finales de octubre, pasando entre las órbitas de Marte y la Tierra a una distancia segura de 240 millones de kilómetros. “La órbita de este objeto por el sistema solar es casi una línea recta”, precisó Teddy Kareta, astrónomo del Observatorio Lowell, en referencia a su naturaleza de viajero interestelar.
Un laboratorio natural para entender otros sistemas solares
La confirmación de que 3I/ATLAS proviene de más allá de nuestro sistema solar abre una ventana para estudiar materiales y comportamientos de cuerpos formados alrededor de otras estrellas. “Queremos medir todo lo que podamos sobre estos objetos para compararlos con nuestros propios cometas y asteroides locales”, explicó Kareta, subrayando que el análisis de estos visitantes permite comprender mejor la formación de planetas en sistemas lejanos.
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El cometa permanecerá visible con telescopios terrestres hasta septiembre, antes de desaparecer temporalmente al acercarse al Sol y reaparecer en diciembre, permitiendo a los astrónomos de todo el mundo continuar con su seguimiento. Actualmente se observa en la constelación de Sagitario y se espera que las condiciones de visibilidad mejoren en los próximos meses.
“Francamente, desde hace décadas hemos estado esperando ver objetos interesantes, y finalmente los estamos viendo”, concluyó Chodas, reflejando el entusiasmo de la comunidad científica por estudiar este cometa, que ha viajado durante millones de años por el espacio interestelar antes de encontrarse, por casualidad, con nuestro sistema solar.