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La ciencia ha remodelado el debate racial en el siglo veintiuno. Desde que los investigadores completaron el Proyecto del Genoma Humano (secuencia de ADN) en 2003 se comenzó a examinar la ascendencia humana a través de la genética.
Esto posibilitó que se abordaran temas como las migraciones humanas fuera de África. Y no solo los científicos están entusiasmados con la genética humana, compañías como FamilyTreeDNA, Ancestry, 23andMe y Veritas Intercontinental, con presencia en Colombia, ofrecen pruebas de composición genética ancestral que le pueden indicar que usted tendría, por ejemplo, 48 por ciento de variantes genéticas amerindias, 51 por ciento de europeas y 0.001 de africanas.
Al describir la especie humana, la raza ha sido un constrúcto sociocultural aceptado, escribieron los investigadores Jada Benn Torres y Rick A. Kittles, en su publicación científica La relación entre la “raza” y la genética en la investigación biomédica, publicada en 2007 en la revista Current Hypertension Reports.
Pero ese concepto carece de evidencia genética de apoyo y nuevos hallazgos destruyen viejas ideas sobre la raza. Las clasificaciones populares de raza se han basado principalmente en el color de la piel, con otras características relevantes que incluyen altura, ojos y cabello. Aunque estas diferencias físicas pueden parecer, en un nivel superficial, muy dramáticas, están determinadas por solo una pequeña porción del genoma: se ha estimado que la especie humana comparte el 99.9% del ADN. Las pocas diferencias que existen reflejan diferencias en los entornos y factores externos, no en la biología central.
Es importante destacar que la evolución del color de la piel se produjo de forma independiente (por adaptaciones al ambiente) y no influyó en otros rasgos como las habilidades mentales y el comportamiento. Estimar la composición ancestral hasta 0.1 por ciento parece sugerir que hay divisiones exactas y categóricas entre las poblaciones humanas. Pero la realidad es mucho menos simple. En comparación con el entusiasmo del público en general por las pruebas de ascendencia, la reacción de los científicos ha sido más tibia.
Para ellos las líneas entre las ancestrías son mucho más borrosas de lo que las empresas que hacen pruebas de ascendencia lo hacen creer.
La investigación indica que el concepto de “cinco razas” (africana, europea, asiática, de Oceanía y nativa americana), en cierta medida, describe la forma en que las poblaciones humanas se distribuyen entre los continentes. Existe una amplia variación dentro de la diversidad de dos personas, dice Gabriel Bedoya, líder de investigación del grupo Genética Molecular (Genmol) de la Universidad de Antioquia. Y aclara que lo importante es comprender que la ancestría, ancestralidad o composición genética ancestral, remplazará definitivamente la palabra raza, tanto en los estudios de la historia evolutiva de las poblaciones humanas (este es otro concepto que la puede reemplazar) y en los estudios de la genética de enfermedades comunes, o con patrones de herencia complejos como cáncer, enfermedades cardiovasculares, metabólicas, psiquiátricas y neuro-degenerativas.
La creciente evidencia científica ha demostrado que los humanos son fundamentalmente más similares que diferentes entre sí. Justo hoy que se conmemora la llegada del español a América los aportes científicos cambian los conceptos que se tenían sobre la raza .