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Manuela Herrera está sentada frente a dos computadores. Mientras mira la pantalla de cada uno, al mismo tiempo sus dedos teclean y lo hacen muy rápido. Copia y pega códigos con mucha agilidad. Está ahí, sumergida en el mundo de la computación.
Ella fue la única mujer que hizo parte de la delegación colombiana que participó (de manera virtual) en el Asia Supercomputer Challenge 2020-2021, una competencia internacional organizada por la Sociedad Asiática de Supercomputación, la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur (China) y Wave Group. Este evento equivale al Mundial de Fútbol para el área de supercómputo: participaron 1.500 estudiantes de 350 universidades del planeta.
“Demuestro que independiente del género, todos y todas tenemos las mismas capacidades en el ámbito de la computación. Nosotras también tenemos las habilidades para hacerlo y me gusta mostrarles eso a las niñas, que sí podemos”, dice la estudiante de quinto semestre de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Eafit.
El equipo lo completó Vincent Alejandro Arcilla, Santiago Gil, Samuel Palacios y Santiago Hidalgo. Entre todos debían solucionar correctamente la mayor cantidad de problemas (con tecnologías como inteligencia artificial, astronomía, física cuántica o álgebra lineal) en el menor tiempo posible utilizando un supercomputador (máquina hecha de muchos computadores que trabajan juntos).
El evento tenía seis etapas, de las cuales los estudiantes eafitenses ganaron una en la que debían resolver ecuaciones para detectar Púlsares (ver glosario), un tipo de estrellas que para ubicarlas se necesita interpretar señales de radiotelescopios a partir de millones de datos.
“Con los programas que nos pasaron debíamos optimizar el proceso de lectura de esta información aprovechando la potencia del supercomputador, es decir, modificamos el código del software para que analizara todas estas estrellas al mismo tiempo y mucho más rápido”, indica Gil.
Y es que al detectar este tipo de astros, dicen los estudiantes, se puede con la ayuda de un astrónomo interpretar, por ejemplo, fenómenos como los agujeros negros ubicados en el espacio.
“Teníamos muy claro el funcionamiento del programa, entonces al llegar a la competencia lo que hicimos fue estudiar en qué parte se quedaba atascada la función y ahí hicimos la modificación del código para que se trabajara más rápido”. En otras palabras, lograron acelerar la velocidad del proceso de interpretación de la información.
Vincent Alejandro Arcilla cuenta que alquilaron un apartamento en el barrio Laureles de Medellín para estar durante los cinco días que duró la etapa final de la competencia.
Otra anécdota: por el cambio de horario recibían las instrucciones a las 5:00 de la tarde (hora Colombia). “Teníamos 12 horas para enviar los resultados, hubo dos días en los que estuvimos derecho las 24 horas”, manifiesta.
Además, indica que en los dos meses de concentración analizaron los puntos débiles y fuertes de distintos programas de software, de esta manera “entrenaban” para lograr agilidad en la optimización del tiempo de ejecución. También recibieron orientación de estudiantes que participaron en ediciones pasadas (ver antecedentes). “Nos preparamos porque queríamos ser los mejores del mundo”.
Y lo lograron. Se ubicaron por encima de universitarios chinos, italianos, rusos y taiwaneses. “Con esfuerzo demostramos que los colombianos podemos llegar a esos primeros lugares de talento en el campo de la tecnología”.
Por su parte, Samuel Palacios destaca que fue un reto en el que se enfrentaron a dos factores: primero, coordinarse entre los cinco para trabajar de manera sincronizada; y segundo, luchar contra el tiempo porque “era muy limitado”.
“Debíamos, además, responder con otras labores como asistir a las clases de la universidad y cumplir con las prácticas profesionales, y súmele que teníamos que dormir bien, alimentarnos de la mejor manera y mentalmente no frustrarnos por el cansancio o el sueño”, dice.
En esta experiencia, el equipo contó con la asesoría de Juan Guillermo González, CEO de Accelogic, empresa líder en supercómputo que presta servicios a la Nasa y al Departamento de Defensa de los Estados Unidos.
“Ya se posicionan entre los mejores del mundo porque no cualquiera tiene la posibilidad de administrar un supercomputador que soluciona problemas reales”, señala González.
Uno de los aportes de este experto al grupo fue transmitirles esa “mentalidad ganadora” debido a que los cinco estudiantes eran “primerizos” en esta competencia mundial. “Trabajaron muy duro y eran conscientes de que los triunfos grandes se logran con dedicación y esfuerzo”.
Además, destaca que esta es la primera vez que una universidad latinoamericana vence (en una de las etapas) a otras instituciones con un amplio recorrido en el campo de la computación. “Aspiro a que empiecen a sembrar esta semilla en las generaciones que van a liderar más adelante”.
Como premio recibieron dinero en efectivo y contactos con otras universidades del mundo y centros de investigación. Sin embargo, dicen que el mayor reconocimiento es aportar al avance científico en Colombia, una tarea que están haciendo y desde las grandes ligas de la computación
Periodista. Hago preguntas para entender la realidad. Curioso, muy curioso. Creo en el poder de las historias para intentar comprender la vida.