No fue la robótica o la ingeniería lo que llevó a Moon Ribas a convertirse en cíborg. Fue el arte. En uno de sus proyectos artísticos en Dartington College of Arts en Inglaterra estudiaba coreografía y al explorar el movimiento se dio cuenta de que muchas cosas se mueven alrededor de los individuos sin que sus sentidos humanos puedan percibirlos.
De esta manera, la artista vanguardista española consideró que la tecnología podía ayudar a conectarla. Ribas es la primera mujer cíborg reconocida por un gobierno y se insertó un sismógrafo en sus pies. Hoy tiene un nuevo sentido: percibe los terremotos de cualquier parte del mundo, un movimiento que la atrajo por colosal y a la vez imperceptible.
La también cofundadora de la Cyborg Foundation, una organización internacional dedicada a ayudar a los humanos a convertirse en estos seres que llevan en su cuerpo sensores electrónicos y a defender los derechos de los cíborgs, vino a Medellín junto a otros dos, Neil Harbisson y Manel Muñoz.
En su encuentro, que se dará este miércoles 15 de agosto en el Parque Explora y el viernes 17 en el Polideportivo de la Universidad Pontificia Bolivariana, como parte de la Escuela de Verano Hiperrealidades, interpretará los temblores de Colombia en los últimos 50 años a través de un tambor. El hecho de tener otro sentido le permite expresarse de diferentes formas, en esta ocasión a través de la percusión.
¿Qué le ha aportado este nuevo sentido?
“Tengo una conexión más profunda con la Tierra. Es distinto saber que se mueve a notarlo, sentir que está viva y evoluciona. Convertirme en cíborg me ha hecho más cercana a la naturaleza y a otras especies de animales, en vez de conectarme más con las máquinas o los robots. Por eso esto lo vemos como arte cíborg, que es el de crear tus propios sentidos. Si tienes unos nuevos tu percepción de la realidad puede cambiar”.
¿Cómo es que la cibernética está unida al mundo del arte de forma tan estrecha? Algunos pensarían que esto es tema de desarrolladores, ingenieros y expertos en robótica...
“La tecnología forma parte de nuestra vidas, lo que incluye el arte, la sociedad y el cómo percibimos la realidad. No es exclusiva de un solo campo”.
Siendo una de las primeras cíborg reconocidas por un gobierno, ¿qué es lo que este movimiento quiere que se le reconozca?
“En la Cyborg Foundation queremos simplemente luchar por los derechos y que los individuos tengan la libertad de diseñarse a sí mismos, un derecho cíborg. Creo que durante cientos de años los humanos hemos ido cambiando el entorno para poder estar más cómodos y ha llegado el momento en que quizás podamos modificarnos a nosotros mismos para adaptarnos mejor al planeta donde vivimos. Estamos creando un movimiento artístico cíborg y queremos que la sociedad reconozca, se adapte y se prepare para que los individuos se modifiquen y fabriquen sus órganos”.
Un cíborg es un ser orgánico y tecnológico al mismo tiempo, o ¿cuál es la definición de Cyborg Foundation sobre el término que ha tenido tantas acepciones?
“La palabra cíborg viene de organismo cibernético y nosotros creemos que serlo es una identidad y que una persona no tiene que tener tecnología en el cuerpo para sentirse así. Los humanos tenemos por ejemplo a Hubble, que es un satélite que va dando vueltas alrededor de la Tierra y un amigo nuestro dice que todos los humanos compartimos este ‘tercer ojo’. Yo me considero cíborg porque tengo otro sentido, pero hay gente que tiene tecnología en el cuerpo y no se siente de esta forma. Todo es válido, hay muchos matices, es muy personal”.