Un estudio indica que la reducción de las banquisas árticas (hielo marino) fue tres veces mayor en verano de 2018 que hace 40 años, derritiéndose a un ritmo del 12,8% cada década. El trabajo conecta este deshielo con fenómenos climáticos como El Niño que se perciben en las zonas tropicales.
Investigadores indios publicaron un estudio en la revista Heliyon con detalles de las variaciones que ocurrieron en 2018, comparándolas con los datos pasados disponibles desde el inicio de estos registros, en 1979.
En el pico de deshielo, en julio de 2018, el Ártico perdía 105.500 kilómetros cuadrados de hielo al día, un área más grande que Islandia.
Las conclusiones indican que desde hace 40 años, esta zona polar pierde hielo marino en septiembre a un ritmo de 12,8 % por década y 82.300 kilómetros cuadrados al año (una superficie mayor que la de Antioquia).
Avishnar Kumar, coautor de este trabajo e investigador sénior del Centro Nacional de Investigaciones Polares y Oceánicas (NCPOR), comenta a la agencia SINC que esta reducción “puede provocar que el Ártico pierda todo su hielo en las próximas tres décadas”.
Los autores creen que este escenario tendría un impacto en todo el mundo, provocando alteraciones climáticas más agresivas en latitudes bien alejadas del círculo polar ártico.
“Desde que tenemos datos disponibles de satélite (1979), se puede observar que cerca del 50 % del hielo marino de septiembre se ha desprendido. Podemos manifestar que la tasa de pérdidas podría incrementarse por el aumento de temperaturas”, explica Kumar.
Además, señala que “estos impactos en todo el planeta son la razón por la que está interesado en descifrar los misterios de las regiones polares”.
La investigación del NCPOR vincula esta pérdida de hielo marino con el calentamiento de los océanos de todo el planeta y su efecto en los ciclos de viento y presión atmosférica del Ártico, un tema que ha sido analizado en otras investigaciones.
Presta especial atención al fenómeno de El Niño, un evento climático que hace variar las características atmosféricas y oceánicas del Pacífico ecuatorial y provoca procesos climáticos extremos en muchas partes del mundo. Este fenómeno ocurre de manera cada vez más frecuente al tiempo que la temperatura media global aumenta..