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12 hechos que deben ocurrir en 2022 para ayudar al medio ambiente

Una por mes, estas son las problemáticas y las soluciones que el planeta necesita para ralentizar el cambio climático.

  • Ilustración Elena ospina
    Ilustración Elena ospina
05 de enero de 2022
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La Tierra no sabe de años. Para ella no hay ni 2021 ni 2022 ni año nuevo. Los tiempos geológicos son, de hecho, muy diferentes porque lo que para un humano son miles de años para el planeta es solo un instante. Y los humanos somos, además, un mal pasajero al que se sobrevivirá.

Sin embargo, este nuevo comienzo, este 2022, es una oportunidad, una deuda de los humanos hacia este único hogar y el último chance para salvar la vida como se la conoce. Porque ya los expertos lo han advertido: estamos viviendo una crisis climática, una emergencia que no da más tiempo porque si no se mantiene el calentamiento global por debajo de 1,5 grados centígrados de aumento, no habrá futuro habitable, habrá 62 % de zonas calcinadas en el hemisferio norte debido a incendios forestales durante el verano, la pérdida del hábitat de un tercio de los mamíferos del mundo y períodos de sequías más frecuentes, entre muchas otras consecuencias.

Y no se está haciendo, no se están cumpliendo los acuerdos y ni siquiera los objetivos actuales de todos los países alcanzarán para mantener ese aumento por debajo de 1,5: se calcula que, de seguir así, para mitad de siglo el planeta habrá alcanzado 2,7 grados centígrados más.

Y solo hace un par de meses, en noviembre, se celebró el evento climático más importante, la 26° Conferencia de las Partes, o COP26, y los resultados ni fueron los esperados ni serán suficientes. De esa reunión dependía el futuro del planeta, pero las conclusiones fueron desalentadoras. Promesas escritas en el papel, repetición de los mismos errores y un reto aún mayor para la próxima COP27 fue lo que quedó, y ahora le toca a cada país y a cada ciudadano comprometerse de verdad, de forma ambiciosa, y velar por el cumplimiento de los objetivos climáticos.

Con este año que empieza, 12 meses, presentamos 12 oportunidades o acciones que deben ocurrir para evitar o al menos ralentizar el actual deterioro del planeta Tierra, de acuerdo a las recomendaciones de tres expertos: Germán Poveda, profesor de la Universidad Nacional de Colombia y miembro del Panel Intergubernamental de Cambio Climático; Carolina Alzate Gouzy, directora de LowCarbonCity; y Andrés Gómez, investigador del Área de Energía y Justicia Climática de Censat Agua Viva Colombia.

1. No más fósiles ni emisiones

La extracción, la quema y el uso en general de los combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas, son los causantes fundamentales de la crisis climática.

Son, de hecho, los responsables del 86 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en todo el mundo. Por lo tanto, detener su uso y dependencia y, sobre todo, dejar de subsidiarlos, será la solución clave.

Este 2022 será necesario que los gobiernos dejen de estar al servicio de las petroleras y de las empresas de extracción y que, en cambio, creen impuestos a las emisiones de CO2. Y aunque llegar a cero emisiones de carbono sea imposible, estas deberían ser lo más cercanas al cero neto. Para lograrlo, deben incentivarse estrategias como la llamada Beyond Oil and Gas Alliance para desestimular la dependencia a los combustibles, o como el hecho de que más de 100 países acordaran la reducción de 30 % de sus emisiones de gas metano para 2030.

2. El fracking es un retroceso

Ni siquiera debería haber existido. El fracking es una de las formas más dañinas de extracción y utilizarla es un retroceso y una incoherencia con los compromisos ambientales de cada país, sobre todo con los de Colombia, y con la conservación de la biodiversidad.

Debería, por lo tanto, eliminarse por completo esta metodología, prohibir la posibilidad de explotación de los yacimientos no convencionales con fracking, suspender la explotación de hidrocarburos y plantear en términos de mediano plazo la disminución gradual y sostenida de la dependencia de estos productos fósiles.

3. Transporte activo y sostenible

En todo el mundo la mayoría del transporte es movido a partir de combustibles fósiles. Este sector es, de hecho, el responsable del 15 % de todas las emisiones de carbono y es uno de los mayores contribuyentes al calentamiento global.

Los gobiernos deben repensar las ciudades, planearlas para que todo esté cerca y las personas tengan que movilizarse lo menos posible y deberían, además, incentivar la movilidad activa y sostenible con buenas rutas para bicicletas o patinetas y con mejores al sistema de transporte público.

De forma individual, este año atrévase a sacar la cívica de EnCicla o decida, de vez en cuando, utilizar el transporte público. Olvide la idea errónea de que el carro significa estatus y camine la ciudad.

4. De la deforestación a la reforestación

Los bosques, los árboles, la flora, son sumideros de carbono. Ayudan a compensar las emisiones de gases de efecto invernadero producidas, sobre todo, por la quema de combustibles fósiles. El Amazonas, por ejemplo, es considerado uno de los pulmones verdes del planeta pero, de acuerdo con un estudio realizado en Brasil y publicado por la revista Nature, ya hay zonas, sobre todo en ese país, donde se emite más carbono a la atmósfera del que se absorbe (20 % más que el absorbido entre 2010 y 2019). Calculan, de hecho, que el Amazonas se convertirá en fuente de CO2 para 2035.

Por eso, este año será fundamental prohibir y penalizar la deforestación, hacerlo de verdad, y apostarle más a la reforestación.

5. La naturaleza tiene derechos

Animales, ecosistemas enteros, ríos, montañas, selvas, tienen derechos que son, con frecuencia, incumplidos y vulnerados. Ya el país ha avanzado en declarar zonas como la Amazonía y algunos ríos como sujetos de derechos, pero se debe avanzar en la implementación de una jurisprudencia ambiental.

El la COP26, además, el presidente Iván Duque prometió que para el año 2022 el 30 % del territorio será declarado área protegida o tendrá alguna figura de protección, lo que es ambicioso recordando que solo existen 59 Parques Nacionales Naturales que representan tan solo el 12 % del territorio.

6. Plásticos y manejo de residuos

En julio, científicos de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, determinaron que desde el espacio se pueden ver los microplásticos a partir de un satélite de la Nasa. En diciembre, otros investigadores encontraron su presencia en el aire que rodea al Pic du Midi, una montaña en el Pirineo francés a 2.877 metros. El mal manejo de los residuos ha hecho que en los lugares menos esperados haya basura proveniente de los humanos. Los hay hasta en el punto más profundo del océano.

Los expertos, por lo tanto, recomiendan que se implementen planes de ciudad que recuperen y separen los residuos orgánicos de los inorgánicos y que hagan utilización adecuada, sea compostaje, reciclado o reutilización. Dicen, además, que se trata también de un esfuerzo individual que comienza en ser conscientes de las compras y separar.

7. Uso y consumo responsable

El primer error está en llamar bienes y recursos a las fuentes de agua. El agua se está volviendo no renovable y la dulce representa 2,5 % del total y 0,007 % está disponible para el consumo humano. Pero la salada también importa, sobre todo porque los océanos son los principales sumideros de CO2 que reducen su concentración en la atmósfera y que, al verse contaminados, dejan de hacerlo.

En otras palabras, el consumo responsable de agua y las políticas que la protejan serán la clave para evitar sequías, para garantizar su disponibilidad en todas las poblaciones y para que los ecosistemas marinos funcionen conservando a todas las especies y amortiguando el CO2.

8. Desde la comida a la ropa

El reto es apoyar la economía local. Si usted puede averiguar el nombre del campesino que le cultivó la fruta que se está comiendo, seguramente es una compra cercana, local.

Si no puede, si le suena imposible, tal vez lo que está por consumir viajó desde otra ciudad, otro país o hasta otro continente, lo que además generó contaminación por transporte. Procure también comer productos orgánicos o agroecológicos, evitando aquellos industrializados y, de vez en cuando, no coma carne, ya que este es el alimento que más huella de carbono genera.

Haga lo mismo con la ropa: busque prendas que se hagan cerca, en el país o su ciudad, y que utilicen procesos artesanales o amigables con el medio ambiente, con telas recicladas.

9. Planes de adaptación

El cambio climático no es una amenaza, es una realidad actual y presente. No afecta a todas las poblaciones por igual y no será posible eliminarlo, solo ralentizarlo. Por lo tanto, más que buscar estrategias de acción, hay que planear también la reacción.

Este 2022 el mundo entero se debe preocupar por los planes de adaptación al cambio climático que terminará empujando a más personas a la pobreza y aumentando las brechas de desigualdad.

Iniciativas como la de la Red Iberoamericana de Oficinas de Cambio Climático, que busca y promueve acciones de adaptación en toda la región Iberoamericana, deben ser replicadas y apoyadas.

10. Todas las poblaciones

Las mujeres, los niños y niñas, los jóvenes y las comunidades nativas son las poblaciones más afectadas por el cambio climático. Son, también, las que menos se tienen en cuenta al momento de la toma de decisiones. La ONU reconoce, por ejemplo, que las mujeres y niñas son las más vulnerables y enfrentan mayor riesgo y carga frente a la crisis ambiental y los niños y jóvenes, por su parte, serán quienes habiten el planeta que desde hoy se está dejando.

La toma de decisiones del 2022 debería tenerlos en cuenta. No solo tenerlos presentes en los espacios, sino escucharlos de verdad, planear en conjunto y tomar decisiones con enfoque de género pero también teniendo en cuenta la figura de generaciones futuras.

11. Conocimiento ancestral

Hay comunidades indígenas que han habitado la tierra durante miles de años sin causar daños ecosistémicos mayores. Son el ejemplo perfecto de la coexistencia, de la armonía. Ellos saben cómo funcionan sus tierras, sus territorios, en términos hidrológicos, climáticos, bioquímicos, ecológicos... y, aún así, sus voces son rara vez tenidas en cuenta el la planeación de estrategias y en la toma de decisiones.

Es ese conocimiento el que debería involucrarse en la discusión ambiental y en la pedagogía y será ese otro de los mayores retos de 2022 pues ya muchas de estas poblaciones lo están exigiendo.

12. Educación y más educación

¿Puede una persona cuidar el medio ambiente si no sabe que lo está dañando o si no sabe cómo ayudar? La clave para el 2022 y para todas las demás estrategias necesarias será la educación y la información. Sin ellas, las personas no entenderán la necesidad de la acción urgente.

La educación debe abarcar todos los niveles, desde los espacios educativos hasta las instituciones familiares. Con una educación basada en el cuidado del medio ambiente cambiará también la cultura, necesaria para mejorar las prácticas actuales de consumo y de relación con la Tierra.

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