Las emociones permean el diario vivir de los seres humanos y es por ello que en 24 horas una persona puede llegar a sentir desde ira y miedo hasta alegría y sorpresa. Lo complejo se da cuando las emociones terminan teniendo una manifestación en el comportamiento, en el genio y hasta en la salud. Por ello los psicólogos Peter Salovey y John D. Mayer, involucraron el término Inteligencia emocional en una tesis doctoral que data de 1990, desde ese momento el tema sigue siendo motivo de estudio.
El psicobiólogo español Ignacio Morgado define que un ser humano es inteligente emocionalmente si “sabe reconocer, expresar, regular, controlar y utilizar las emociones para adaptarse a las situaciones, conseguir propósitos, tener éxito y/o encontrarse bien”.
Para la abogada y coach de felicidad Sylvia Ramírez “la inteligencia emocional consiste en la habilidad de reconocer lo que estoy sintiendo y expresarlo asertivamente”. Nada fácil en tiempos en donde el caos y los días acelerados son una constante.
Una persona se da cuenta de que es inteligente emocionalmente cuando es capaz de mantener su equilibrio interior a pesar de las variaciones de su estado de ánimo, “ese es el mejor indicador”, concluyó Ramírez.
Si cree que no ha desarrollado la inteligencia emocional siga estas recomendaciones tomadas de los postulados de Morgado en su libro La fábrica de ilusiones y de los consejos de Ramírez.
1. Sacarse de la cabeza la idea de que existen emociones positivas o negativas, “las emociones como máximo son placenteras o incómodas. Y todas generan una experiencia de vida y una enseñanza”.
2. Inteligencia emocional no significa dejar de sentir emociones o sentimientos, “no se trata de reprimirlos y ocultarlos aparentando frialdad, sino de saber administrarlos, porque cada emoción lleva una importante información y tiene un valor aprovechable”.
3. Cuando se experimente una emoción que incomode o moleste en lugar de tratar de esconderla hágase la pregunta: ¿Qué tendría que pasar para sentirme mejor?, “por ejemplo si una persona quedó de llamarme a las 2 de la tarde y lo hizo a las 5, se siente rabia, en ese momento debería hacerse la pregunta anterior y lo que tendría que pasar para sentirse mejor es dejar de pensar en la hora de la llamada, ahí se está enfocando en un momento y no en destruir a la otra persona que es lo nocivo de la emoción”.
4. Una clave para fortalecer la inteligencia emocional es deshacerse de la culpa. “La culpa tiene el efecto de bloquear el desarrollo personal porque tiene un efecto paralizante. Hace que las personas crean que no tienen valor, que no merecen nada, es bien peligrosa”.
5. Obsérvese constantemente. “Darse cuenta inmediatamente del propio estado y saber tratarlo es una parte importante de la inteligencia emocional”. Si tiene identificado algún patrón complejo en el manejo de sus emociones intente trabajar en ello. “Por ejemplo si ya identificó que cuando se ofusca pierde la capacidad de pensar y no puede escoger las palabras adecuadas, la recomendación es que en medio de la discusión se abstenga de decir lo primero que se le ocurra y tome la precaución de escribir antes de hablar. Puede sonar difícil en la práctica pero no lo es tanto porque puede anotar sus emociones y hablarlo después”. Otra idea es anotar en una libreta diariamente sus emociones. Escribir siempre será efectivo. Si ya es inminente que tiene que hablar y no puede anotarlo, asegúrese de que lo que vaya a decir lo diga más bonito, en la práctica tiene unos efectos muy positivos”.