Uno de los signos más característicos de los carros nuevos es el olor que despide la cabina, una mezcla de aromas que se quisieran preservar para siempre en el auto. “Huele a nuevo” es, de hecho, uno de los argumentos de venta a la hora de ofrecer un auto de segunda mano cuando tiene aún muy poco kilometraje recorrido o un tiempo de uso muy corto. Incluso, algunos fabricantes de fragancias ofrecen productos que tratan de reproducir la esencia. ¿De dónde viene ese aroma tan particular, por qué se va tan rápido y por qué podría no volver a sentirse en los carros del futuro?
Cuestión de química
Acetaldehído, acroleína, benceno, etilbenceno, formaldehído, estireno, tolueno y xileno. Estos nombres hacen parte de los compuestos que forman los materiales del interior de un automóvil. Están presentes en los cauchos, los plásticos, los vinilos, los cueros, los tejidos, las espumas y diferentes tipos de terminados que haya adentro. También la pintura, las alfombras y los pegantes y adhesivos utilizados en la fabricación y armado contribuyen a este cóctel aromático tan agradable para muchos.
Cuando el vehículo finaliza su fase de ensamble y está listo para ser utilizado, estos materiales, aun inestables, comienzan a despedir unos olores característicos de sus compuestos. Esta desgasificación es lo que da forma al famoso aroma a carro nuevo.
“Los olores y aromas agradables a nuestro olfato despiertan sensaciones de bienestar y tranquilidad que crean algo así como una marca olfativa. Para muchas personas ofrecen un sentimiento de confort y placer e incluso relajan la autocrítica. Esta sensación puede facilitar un proceso de adquisición de un bien suntuario. Por eso se perciben ciertas fragancias en las tiendas de ropa de marca, joyerías, artículos de belleza y, claro, al interior de un vehículo nuevo”, dice la sicóloga Luz Ángela Escobar.
La liberación de estas sustancias va desapareciendo con el tiempo en la medida en que más exposición tenga el carro al calor pues las altas temperaturas van evaporando con mayor facilidad los componentes volátiles y así, al cabo de casi un año, ya el característico olor es cosa del pasado.
Es tan valorado el tema que algunas marcas tienen en sus departamentos de calidad a un grupo de personas a los que denominan “Golden noses” (narices doradas), encargadas de detectar que en un carro nuevo no se desprendan malos olores antes de salir al mercado y una vez está terminado de armar.
No para todos
Esta aromatización del aire interno de la cabina tiene sus detractores. Resulta que la multinacional de consultoría de mercados J.D. Power llevó a cabo en 2018 una encuesta en China sobre esta percepción y encontró que al 10 % de los indagados no les gustaba. Como ese país representa el mayor consumidor de vehículos del mundo (25.8 millones de unidades en 2019), algunos fabricantes ya están tomando medidas.
Ford, por ejemplo, considera someter las cabinas de los carros que se van a vender en ese mercado a una exposición de alta temperatura controlada hasta que el olor desaparezca y algunos proveedores de partes están produciendo materiales inodoros para los interiores. “Aunque el olor a nuevo está arraigado en la cultura americana, sabemos que a muchos clientes chinos no les gusta. Lo de eliminar el olor es simplemente una idea que estamos considerando utilizar en el futuro”, afirma Debbie Mielewski, responsable técnica de sostenibilidad de materiales en Ford.
Asunto de salud
Desde hace algunos años ha existido cierto debate sobre la toxicidad que pueden tener estos componentes químicos para la salud de los ocupantes de los vehículos. La Comisión Económica de Las Naciones Unidas para Europa (Unece) emitió este año un documento con una serie de recomendaciones a los fabricantes para que eliminen el uso de compuestos orgánicos volátiles, conocidos como COV, en la producción de los automóviles, que “podrían causar problemas respiratorios como alergias, irritaciones o inflamaciones en algunos usuarios si se someten a situaciones de temperatura altas en cabina o si los pasajeros pasan mucho tiempo al interior de los autos nuevos”.
Un estudio del Centro de Ecología de Michigan en 2016 descubrió que la liberación de estos olores podía producir dolores de garganta y cabeza, irritación en los ojos, falta de concentración, fatiga y náuseas, dependiendo de cada persona, aunque los niveles de toxicidad siempre resultan bajos en estos análisis. La recomendación para las personas sensibles a estos olores es mantener el auto muy ventilado y no exponerlo a altas temperaturas.
De hecho, ya hay iniciativas en países como Corea del Sur, Japón, Rusia y China para realizar estudios propios y así reducir la presencia de COV en los autos nuevos. El siguiente paso lo daría Europa y se espera que para 2022 comience a desaparecer el característico aroma de los cero kilómetros producidos en esas regiones.