Sonreír facilita la vinculación social. Permite crear, porque se asocia con la alegría, una emoción que tiene el objetivo principal de llevar a la creación, “por eso uno se siente más enérgico, se le ocurren ideas” cuenta Cristián Vargas Upegui, psiquiatra de la Universidad de Antioquia.
En el caso de la risa, esta podría tener una función de liberación de energía extrema y aunque también podría tener un lado oscuro, Vargas cree que es una asociación rebuscada relacionar una risa extraña con alguna enfermedad mental. Los ataques de risa que se ven en la recién estrenada película sobre la historia del Joker o el Guasón son parte de la creación del personaje. Es decir pura ficción. Sin embargo, por su popularidad ya ha generado inquietudes sobre su relación con la demencia.
Hay personas que pueden experimentar incontinencia emocional, cuenta por su parte León Arango, psicólogo de la UPB, y hasta podría pasar con un llanto incontrolable, pero esto se da en casos muy particulares: “La incontinencia emocional se da por problemas estructurales en el cerebro, por ejemplo al tener un accidente cerebrovascular, un trauma craneoencefálico, un tumor que daña las zonas corticales, pues esto en algunas ocasiones altera el sistema límbico”. Y esta sería una patología neuronal no un asunto psicológico ni psiquiátrico.
Así que una risa patológica como la que se ve proyectada en esta película o en otras, “no es algo común, no lo vemos, ni hace pare de los trastornos mentales principales”, confirma Vargas. “Empezando porque normalmente cuando hay una conducta de maldad o de daño, no se manifiesta de una forma de risa patológica. Si la persona tiene un disfrute como pasa en la sociopatía, ese disfrute es un disfrute más interno. Es una satisfacción diferente. Aquí tenemos un personaje que se crea pero no representa un síntoma de algo importante que aparezca en la sociedad”.
Las sociopatía, complementa Arango, “es una enfermedad social, se refiere al resentimiento, el racismo, la homofobia, la xenofobia, que son los problemas contemporáneos que hacen que se exacerbe la violencia, sobre todo la sistémica como los asesinatos”. Para Arango películas como The Joker se hacen con una lógica norteamericana, donde el enfermo resentido mata y se siente con el derecho de hacerlo, “pero lo que este cine no entiende es que el odio existe como motivador para matar y una persona que odie no tiene que estar enferma e igual puede asesinar”.