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En las redes sociales suelen circular videos donde padres salen a defender la selección de juguetes de sus hijos, así no sea la tradicional para su género, o donde los mismos niños se quejan de los límites que les quieren imponer las compañías de juguetes con respecto a la oferta y los colores disponibles para ellos. Las niñas pueden tener preferencia por el color azul y los carritos y los niños pueden interesarse en las muñecas y las cosas rosa, sin que esto signifique que tengan definida su inclinación sexual.
Según el psicólogo clínico Fredy Romero, la oferta de juguetes responde más a circunstancias culturales y comerciales que al género. “Si hay algún problema con respecto a la selección de los juguetes que hacen los niños, no es para ellos sino para los adultos, esta no determina su orientación futura ni su condición sexual, pues en esta etapa de la vida no se ha desarrollado el deseo sexual”, explica. Si un niño juega con muñecas, esto no significa que vaya a ser homosexual, además, el hecho de que el niño en el futuro sea homosexual no debería ser un problema. Si es así, no es el niño el que debe asistir a consulta sino el padre para informarse y orientar sus actuaciones de manera tal que favorezca el desarrollo de su hijo. Más bien, se debe prestar atención a comportamientos sexualizados de los pequeños, pues puede ser señal de que están siendo abusados.
De hecho, que las niñas y los niños compartan espacios de juego puede resultar beneficioso para su forma de relacionarse. Según la psicóloga Marcela Sánchez, que un niño juegue con una muñeca puede ser una oportunidad para hablarle sobre el cuerpo de la mujer y enseñarle a respetarlo. También aconseja que se eviten los juicios a la hora de comprar los juguetes, para que los niños sean lo más autónomos posibles en sus decisiones, eso los fortalece y evita que desarrollen prejuicios. Por ejemplo, una niña que juegue con un carro puede ser en el futuro una gran ingeniera mecánica o una piloto de carreras, pero si se le dice que esto es algo negativo, tal vez deje de lado esa opción profesional. De igual forma, condicionar a las niñas solo con juguetes como cocinas o bebés, puede reducir sus opciones. Lo ideal es que se le brinde al niño la mayor libertad posible para elegir su camino.
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Para Daniela Agudelo, psicóloga que trabaja con niños de los 3 a los 5 años en Estados Unidos, ver en el género de los juguetes un problema se trata sobre todo de una cuestión cultural. “Creo que aprender a convivir con personas de culturas, idiomas, ideologías o identidad de género diferente enseña a ser tolerante y a respetar las decisiones del otro independientemente de que sean extrañas para ti. En nuestra cultura colombiana, muy católica y con poca migración, todavía hace falta aprender sobre las diferentes formas de pensar y la importancia de no juzgar”, analiza. Ella también aconseja brindarles mucha libertad a los niños en sus elecciones y tratar de no transmitirles prejuicios, pero además evitar un posible caso de matoneo compartiendo la situación con el colegio.