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El misterio de las ballenas varadas en playas del Atlántico

Desde 2016 las Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, con base en EE.UU., ha contado 178 de estos casos; desde diciembre se registraron 15.

  • Imagen de referencia de una ballena jorobada. FOTO Freepik
    Imagen de referencia de una ballena jorobada. FOTO Freepik
El misterio de las ballenas varadas en playas del Atlántico
05 de febrero de 2023
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Una ballena jorobada de 12 metros de largo apareció muerta el martes pasado en la costa de Nueva York. No era la primera: desde principios de diciembre se han contado 15, y desde 2016, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica ha informado de 178 varamientos en 13 estados del Atlántico. Las muertes se han calificado como “evento de mortalidad inusual”. Se desconocen las causas específicas, pero pueden ser varias, entre ellas una colisión con un barco.

Vamos por partes. Las ballenas tienen una función fundamental en el ecosistema. Hace poco, en el pódcast Volvámonos Verdes, hicieron una bella comparación: “Las ballenas son organismos heterótrofos (que no tienen la capacidad de producir su alimento), que requieren de otros organismos autótrofos (que sí tiene la capacidad de elaborar su materia orgánica a partir de las sustancias inorgánicas con que se nutren) para sobrevivir. Condiciones por las que son consideradas los árboles del mar”.
Para entenderlo hay que mencionar a una especie en particular: la ballena jorobada, considerada cosmopolita porque habita todos los océanos del mundo. Hasta el momento hay registradas 14 poblaciones, cada una de las cuales utiliza una zona diferente en términos de hábitat, algunas el hemisferio norte y otras en el sur. Además, como son migratorias tienen dos territorios hacia los que se desplazan según sus necesidades. Esteban Duque, biólogo experto en este tipo de mamíferos, explica: “Cuando las jorobadas van a alimentarse lo hacen en las zonas polares y en sus respectivos veranos. Si están en el polo norte, normalmente las fechas son entre julio y octubre, más o menos, y ya para estas fechas —de diciembre a marzo— están bajando hacia las zonas tropicales a reproducirse. Con las ballenas que vienen a Colombia pasa lo contrario, son del hemisferio sur, se alimentan en la Antártida durante el verano austral que va de diciembre a marzo, y para reproducirse suben hasta estas zonas cuando ocurre el invierno austral, de julio a octubre. Ellas no se alimentan en las zonas de reproducción, en los trópicos”.

Es decir, las ballenas que se avistan en Colombia salen de la Antártida y el sur de Chile, que es su zona de alimentación, hacia Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica y Nicaragua, que es donde se reproducen. Mientras que, si se hablan de las que han aparecido muertas en las playas de Nueva York en los últimos meses, bajan desde el Ártico Canadiense y el oeste de Groenlandia hacia República Dominicana, Cuba, Haití y las islas del Caribe.

O sea, las ballenas jorobadas migran, sobre todo, porque separan sus comportamientos de alimentación y de reproducción. Resulta que como son poblaciones y animales tan grandes, las aguas frías suelen ser productivas en cuanto a alimentación, la comida suelen encontrarla en muchísimas cantidades y con nutrientes que es, a la larga, una posibilidad casi nula en los trópicos, en donde no converge lo que fisiológicamente requieren para estar bien en términos de nutrición. En esas aguas frías la reproducción no es tan buena porque las bajas temperaturas disminuyen sus capacidades de interacción y la agilidad de sus cuerpos, y si los bebés nacieran allí no tendrían la oportunidad de sobrevivir como en los climas más cálidos.

¿Y por qué están muriendo?

Las ballenas que han llegado a Nueva York están en su ruta migratoria. Duque señala que en esos viajes es normal que mueran algunos ejemplares. “A veces pasa que se quedan atrapados en las redes de pesca, o que colisionan con un barco, o porque es una consecuencia directa o indirecta del cambio climático. No obstante, hasta ahora sigue habiendo un poco de misterio en el asunto porque las instituciones científicas confiables como la NOAA no han esclarecido las causas ni de esta ni de muchas otras muertes identificadas”.

La NOAA es la National Oceanic and Atmospheric Administration, una entidad que desde el 2016 ha encontrado varadas alrededor de 180 ballenas en la costa este de Estados Unidos, y sobre las cuales le han realizado necropsias a la mitad de los individuos, obteniendo como resultado que el 40 % murieron por colisiones con embarcaciones o por enmallamientos. Del otro 60 % se desconocen las causas.

De hecho, que un animal como las ballenas se vare (el fenómeno de que animales aparezcan en playas se llama varamiento) puede tener varias causas que van desde las naturales como muerte por vejez hasta intoxicación, desnutrición, ataques de depredadores o factores ambientales como mareas extraordinarias, huracanes e incluso bahías que por sus características particulares atrapan a los animales en la costa.

Otras posibilidades son las llamadas antrópicas, que incluyen enmallamientos en redes, inanición, colisión con embarcaciones, contaminación por basura marina, derrames de petróleo y tráfico marino excesivo. Hay una más: la contaminación acústica que interfiere en la capacidad de comunicación y orientación. En un artículo de National Geographic de 2021, Por qué se varan las ballenas, explican que esto las puede ensordecer, desorientar y asustarlas.

El biólogo especula otra posible causa: “La mayoría de los casos que he visto y leído son de ballenas jorobadas pequeñas, de alrededor de 10 metros de longitud y de menos de 20 años. Con casos de este estilo, saco la hipótesis personal, sin tener ninguna evidencia, de que como las poblaciones de ballenas jorobadas se están recuperando ya que después de siglos de persecución y matanza (estuvieron casi en la extinción), empezamos a protegerlas desde hace más o menos 50 años, la capacidad de carga de la población llegó a tope. ¿Eso qué significa? Que ya hay tantas ballenas jorobadas que tal vez no alcanza el alimento para todas y algunas ya no lleguen a la adultez: disminuye la supervivencia y aumenta la mortalidad. Esto que planteo es normal en cualquier grupo de organismos vivos que aumenta de tamaño”.

Sobre la que murió en Nueva York, la causa de la que más se habla es colisión con barcos. Dice la bióloga Lizette Quan, docente de la Universidad CES, que aunque una ballena jorobada adulta pueda medir unos 19 metros y pesar hasta 53 toneladas, incluso una embarcación pequeña podría causarle daño: ellas usan ecolocalización, pero a baja profundidad no funciona de la mejor forma, y si el animal está saliendo a respirar después de una larga apnea y está pasando una embarcación a alta velocidad, se genera un accidente con consecuencias para los involucrados. La investigación continúa.

El trabajo de las jorobadas

Estas ballenas tienen una doble función dentro del ecosistema que surge a raíz de su vida viajera: Una como bomba de nutrientes y otra como sumideros de carbono. Duque lo tiene más claro:

“Cuando hablamos de una bomba de nutrientes significa que son animales que van y se alimentan en los polos, que son sitios en los que hay comida con muchos nutrientes y luego llegan a las zonas tropicales donde hay menos nutrientes porque, aunque sí existen, están estancados en el fondo del mar y no suben a la superficie. Las ballenas se vienen hasta acá desde los polos y hacen popó en la superficie que es absolutamente aprovechado por las algas que son la base de la cadena alimenticia en el océano, así como lo son los árboles en la tierra. Estas algas cogen esos nutrientes y se permiten servir de alimento para peces pequeñitos, larvas, krill y para el plancton. Después a este plancton se lo comen peces más grandes y a esos peces, otros más grandes, así que lo que hacen es fortalecer la base de la cadena alimenticia en esta zona y, para ser sinceros, en el mundo en general, puesto que la mitad del oxígeno que estamos respirando en la tierra viene de las algas del océano que son alimentadas por las ballenas para que puedan brindar buen oxígeno y buen alimento”.

La segunda función que tiene es como sumideros de carbono. La bióloga Quan explica que las ballenas son animales longevos, pueden vivir hasta 200 años, y capturar y almacenar una gran cantidad de carbono (hasta 33 toneladas), ayudando a reducir el carbono atmosférico. Cuando mueren y caen al fondo del mar, como es lo natural y pasa con la mayoría, precisa el biólogo, se llevan una buena cantidad de carbono que otros organismos usan o que es almacenada en el fondo marino. Ella señala que “permiten proliferar a los organismos del fitoplancton que aportan al menos la mitad del oxígeno de la atmósfera terrestre”. Alrededor de las ballenas muertas, complementa Duque, se generan ecosistemas completos, y para que ese carbono vuelva a salir a la superficie y se convierta de nuevo en dióxido de carbono se requieren millones de años. De ese tamaño es la importancia de las ballenas.

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