En la prueba, los estudiantes universitarios que experimentaban estrés tuvieron una interacción práctica en pequeños grupos con gatos y perros durante diez minutos. “Podían acariciar, jugar y, en general, pasar el rato con los animales como quisieran” explicó la Universidad Estatal de Washington en su informe de prensa.
Patricia Pendry, profesora asociada al Departamento de Desarrollo Humano de dicha universidad y una de las pioneras del estudio, concluyó que con esos diez minutos “se tuvo un impacto significativo. Los estudiantes, en nuestra investigación, que interactuaron con gatos y perros tuvieron una reducción significativa en el cortisol, una de las principales hormonas del estrés”.
Como este hay varios análisis al respecto, así lo explica la veterinaria del CES y master en etología de la Universidad Autónoma de Barcelona, Natalia Mejía Restrepo, “son bastantes las investigaciones que se han hecho sobre el beneficio de convivir con gatos, desde el lado médico y emocional hasta el espiritual”.
Del que más se habla y está comprobado en cada estudio que hacen –precisa la veterinaria– es el de la disminución de los niveles de estrés, específicamente de cortisol, no solo por el contacto físico de caricias, sino por el sonido del ronroneo.
Pero también, estar con un gato, “ayuda a las personas que tienen dificultades con sus responsabilidades y rutinas y los hace ser más conscientes de sus emociones en cada momento. Si tu no estás en el estado mental y emocional correcto los gatos se alejan y se van. Entonces ellos te hacen caer en cuenta cuándo estas con mal genio o alterado y te obligan a solucionarlo si quieres acercarte a ellos”, cuenta Mejía, @VeterinariaNatural en su cuenta de Instagram.
Emoción y energía
La doctora Mejía anota que en temas emocionales tener un gato en casa genera compañía y, “te llevan a seguir rutinas, a ser más responsable, a levantarte temprano para servir comidas, por ejemplo”.
Desde el punto de vista espiritual, basta recordar cómo estos felinos han sido respetados en culturas como la oriental. En Japón, por ejemplo, los gatos son vistos como símbolos de buena fortuna y hace parte de las divinidades del sintoísmo (religión nativa en dicho país).
“Siempre se ha hablado de que los gatos tienen un papel de ser guardianes de nuestra energía, ellos pueden ayudarnos a aliviar cargas. Quienes tienen gatos puede observar como ellos se acuestan cerca a partes específicas del cuerpo, son puntos que drenan cierto tipo de energía y ellos llegan a ser compañeros en ese proceso de estabilización”, explica la veterinaria.
Los centros para el control y la prevención de enfermedades de Estados Unidos, CDC por sus siglas en inglés, explican en su página www.cdc.gov que las investigaciones han demostrado que los gatos pueden proporcionar apoyo emocional, mejorar el estado de ánimo y contribuir a la moral general de sus dueños. “A los gatos también se les atribuye la promoción de la socialización entre las personas mayores y las que tienen alguna patología relacionada con la salud mental”.
Los voceros de CDC son claros en afirmar que los dueños de los gatos deben lavarse bien las manos después de manipular, limpiar o alimentar a los gatos y brindarles atención veterinaria básica.
Finalmente, mientras pasan los años, los gatos comienzan a crear vínculos de afecto más fuerte con los seres humanos. “Las familias que tienen gatos están cambiando su estructura, porque antes era el gato que se mantenía en la calle y solo iba a la casa a comer, ahora no es así, el felino forma parte de la familia, busca el contacto y la atención de sus dueños, eso me parece muy bonito. Hemos evolucionado juntos y eso se ve reflejado en los vínculos”, concluye la veterinaria etóloga.
Ya sabe, hoy puede felicitar al gato por su día y a su vez acariciarlo, este le retribuirá esos diez minutos de caricias con una disminución en sus niveles de estrés.