Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
Por María lucía Hernández G.
Si a través de la astronomía el hombre ha logrado conocer estrellas y cuerpos celestiales, de la mano de la ingeniería junto con otras ciencias como la física, la química o la matemática ha logrado llegar a lugares más lejanos en la búsqueda de respuestas sobre nuestro pasado, presente y futuro.
En esa conquista del universo la ingeniería aeroespacial ha sido clave, al ser la encargada de los vehículos y satélites que hacen parte de las misiones para conocer planetas y otros cuerpos. “Se dedica a su diseño, operación durante la misión y mantenimiento; su vuelo en el aire y el espacio”, explica Jorge Elías Montoya, docente de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de Antioquia.
Tan lejos, tan cerca
La exploración espacial tiene que ver mucho más con nosotros que con alienígenas. Nos obliga a mirarnos de cerca, a indagar sobre la propia naturaleza humana y comportamiento con el planeta. ¿Podremos sobrevivir en climas más extremos, nos adaptaremos a otro hábitat si el nuestro se vuelve insostenible, Marte es un antes o un después de la Tierra? Todas son preguntas a las que la ingeniería aeroespacial les sigue la pista.
Por ello, es erróneo pensar que las multimillonarias inversiones realizadas por distintos países “no van para ningún lado, o sería mejor si se destinaran a solucionar problemas locales. Cuando muchos descubrimientos y desarrollos de ingeniería que aplicamos en la vida diaria provienen de las misiones”, afirma David Pineda, Chief Technology Officer –CTO– de Cipsela y cofundador y profesor del pregrado de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de Antioquia.
El GPS, los códigos de barras, termómetros infrarrojos, pañales desechables, filtros de agua, detectores de humo, o la cobija Mylar que vemos en rescates de emergencias son algunas de la tecnologías provenientes de las primeras exploraciones realizadas en las décadas de 1960 y 1970.
Incluso, “muchos satélites en el espacio trabajan para beneficio de la humanidad. Nos advierten sobre el clima para prevenir desastres naturales y alertan sobre los recursos naturales”, comenta Montoya.
Un espacio para todos
Uno de los grandes motores en el avance de la ingeniería aeroespacial, sin embargo, es la democratización y descentralización del espacio, más allá de los grandes hitos que han marcado la historia como el vuelo de Yuri Gagarin o el alunizaje del Apolo XI.
Antes, el espacio era de difícil acceso, un tema tratado con hermetismo por los gobiernos involucrados. “Hasta que dos profesores de la Universidad de Stanford (Jordi Puig-Suari y Bob Twiggs), crearon CubeSat. Un satélite estándar de cubos de 10 centímetros, y menos de un kilogramo, que compartieron con otras universidades y permitió a estudiantes alrededor del mundo crear satélites en menor tiempo”, explica Iván Luna cofundador y codirector de Sequoia Space. Y lo anterior incluye a Colombia que lanzó en 2007 el Satélite Libertad 1 de la Universidad Sergio Arboleda y del que Luna fue su director técnico.
El pasar de “tecnologías grandes y complicadas, de procesos complejos y caros” a contar con información asequible y precios moderados, abren el espacio –literalmente– a la empresa privada y a jóvenes emprendedores. Debido a ello, por ejemplo, se ha logrado avanzar en la creación de cohetes como el Falcon 9 de Space X, que recicla sus partes más costosas para nuevos viajes “con el fin de que el vuelo espacial sea lo suficientemente económico para que una tripulación llegué a Marte”, dice el coronel retirado Raúl Gutiérrez. A medida que hayan más jugadores “existirán misiones a otros astros y los cohetes serán lanzados a diario”, visualiza Iván Luna, mientras que el profesor Montoya asegura que la idea que hay detrás de crear una constelación de satélites en el mundo, creando un internet de acceso global, cerrará las brechas digitales entre países . n