Es posible que la solución al dengue, la fiebre amarilla, el chikungunya y demás enfermedades virales no esté únicamente en los laboratorios o en las campañas de fumigación, sino dentro del propio mosquito que las transmite.
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Así lo plantea un descubrimiento pionero de Alida Marcela Gómez Rodríguez, investigadora de la Universidad del Rosario y docente de la Universidad de Boyacá, quien, mediante técnicas de metagenómica, identificó virus desconocidos en el Aedes aegypti que podrían impedir la propagación de estos patógenos en humanos.
“El mosquito tiene virus específicos de insectos que no se transmiten a la población humana, pero sí pueden modular la transmisión de virus patógenos”, explicó Gómez. Estos virus “buenos”, llamados ISVs (por su sigla en inglés: insect-specific viruses), coexisten con los virus causantes de enfermedades graves.
Así que al estudiar ese ecosistema viral interno, Gómez encontró una oportunidad: intervenir al mosquito desde dentro.
Un cambio de enfoque: controlar el virus antes de que llegue al ser humano
En lugar de esperar a que aparezcan los brotes en hospitales, este estudio propone una vigilancia más temprana: analizar el viroma del mosquito para anticipar los riesgos. “Los brotes empiezan mucho antes de que haya un paciente. Empiezan en el ambiente, en los mosquitos. Y ahí es donde debemos mirar”, afirmó la científica.
Para ello, el equipo recolectó ejemplares en regiones como el Caribe, la Amazonía, la Andina y la Orinoquía, y encontró que la diversidad viral varía según el entorno. En zonas rurales y urbanas, los virus presentes en los insectos eran distintos, lo que revela una estrecha relación entre el hábitat y el ecosistema microbiano del mosquito. En el Vichada, por ejemplo, se detectó por primera vez en Colombia la circulación del virus del Nilo Occidental, una amenaza potencial con efectos neurológicos en humanos.
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De igual forma, este hallazgo conecta a Colombia con dinámicas virales de alcance continental, puesto que algunos ISVs encontrados mostraron una notable similitud genética con virus identificados en Brasil o Guadalupe, lo que sugiere una circulación viral más amplia de lo que se había considerado. “Lo que circula en una selva del Vichada puede estar conectado con un brote en la Amazonía brasileña o en el Caribe”, subrayó Gómez.
Virus “aliados” y una nueva forma de hacer salud pública
Además de ser inofensivos para los humanos, los ISVs podrían convertirse en aliados clave para frenar las epidemias. Según la investigadora, estos virus pueden bloquear a otros de forma indirecta: ya sea compitiendo por espacio celular dentro del mosquito, activando defensas inmunológicas o incluso generando proteínas que inhiben la replicación de los virus dañinos. “Identificamos que algunos de estos ISVs pueden disminuir la transmisión de dengue o fiebre amarilla mediante estrategias moleculares de interferencia o sinergia”, explicó.
La investigación sugiere, entonces, que no es necesario exterminar al mosquito para proteger a la población. La alternativa es intervenir su viroma, potenciar a los virus que benefician a la salud pública y frenar a los que amenazan la vida humana. “No debemos ver al mosquito solo como enemigo, sino como un ecosistema complejo que también puede ayudarnos”, señaló Gómez.
El estudio, que se titula Arbovirus de importancia en salud pública y viroma en mosquitos de Colombia: un enfoque metagenómico y está disponible en el repositorio de la Universidad del Rosario, propone una salud pública menos reactiva y más preventiva, centrada en el ecosistema y no solo en el individuo. “Necesitamos un modelo que sea tan complejo como los problemas que enfrentamos: ecológico, preventivo, descentralizado y profundamente humano”, concluyó.
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