El inicio de la fase pública de diálogos entre el Gobierno y el Eln está detenida hasta que ese grupo insurgente no devuelva los secuestrados, según ha manifestado en varias ocasiones el presidente Juan Manuel Santos.
Esa declaración recrudece el drama que viven los familiares de los secuestrados de las Farc que no gozaron de dicha exigencia para los diálogos con esa guerrilla.
La cifra de secuestrados en Colombia no es clara. Desde que Fondelibertad dejó la tarea de contar a los cautivos, diversas instituciones consiguen y documentan casos como pueden. La Federación Colombiana de Víctimas de las Farc, Fevcol, calcula que hay 419 secuestrados de las Farc. Sin embargo, los datos de la Fundación País Libre dicen que son entre 200 y 220 secuestrados.
Esos casos corresponden, según Herbin Hoyos, presidente de Fevcol, a secuestrados que tenían las Farc antes de iniciar los diálogos de paz: “de unos hubo pruebas de supervivencia, de otros exigencias económicas por parte de las Farc. Se sabía que eran ellos por grabaciones de las llamadas extorsivas que fueron reconocidas por el Gaula, siempre eran los mismos negociadores”.
Las Farc entregaron a los “canjeables”, por quienes no pedía rescate sino un canje que permitiera que los guerrilleros presos salieran de la cárcel, también eran llamados “secuestrados políticos”, pero los de “secuestros extorsivos” siguieron en cautiverio y no hubo más noticias de ellos.
Muchos de los secuestrados, aclaró María Consuelo Jáuregui, directora ejecutiva de País Libre, lo fueron durante la zona de distensión del Caguán, en el gobierno de Andrés Pastrana, y para el periodo de seguridad democrática, durante el gobierno de Álvaro Uribe, la presión fue tal para las Farc que se le hizo difícil mantenerlos. “La verdad es que creemos que muchos están muertos”, advirtió.
Para Rafael Mora, director de Los que faltan, esta siempre ha sido una posibilidad. Su hijo fue secuestrado, como muchos, en Bogotá y desde ahí se lo llevaron para el Meta, nunca se supo nada de él, no hubo pruebas de supervivencia, solamente un par de llamadas le confirmaron las sospechas de inteligencia militar: eran las Farc.
Desde que se lo llevaron, el 19 de enero de 2006, Juan Camilo Mora no ha vuelto a abrazar a su papá.
Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, indicó que “lo grave con las Farc no son los secuestrados que tengan en su poder, que si existen deben ser muy pocos, sino los que tenía hace mucho tiempo y murieron en bombardeos, o de hambre, o de alguna enfermedad en la selva, o fusilados. Todas esas son cosas que las Farc tendrán que esclarecer en el Tribunal de Paz y en la Comisión de la Verdad”.