El partido que nunca debió comenzar en las condiciones que se hizo, porque la cancha estaba anegada, resultó fatal para el DIM que, en su regreso a la Copa Libertadores luego de 7 años, fue goleado 3-1 por River Plate.
El Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Valle de Aburrá (Siata) reportó que entre las 5:00 p.m. y las 8:30 p.m. de este miércoles cayeron 20 milímetros de lluvia acumulada en el sector del estadio Atanasio Girardot y agregó que entre 15 y 30 mm se puede considerar “un acumulado moderado”. Pero el drenaje del gramado no funcionó.
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El árbitro brasileño Wilton Sampaio ignoró las opiniones de la gente de River Plate, entre ella el mánager Enzo Francescoli y el técnico Marcelo Gallardo, quienes le habían manifestado al exárbitro Óscar Julián Ruiz, ahora vinculado a la Conmebol, que no estaban de acuerdo con iniciar en esas circunstancias.
Hasta el presidente del equipo rojo, Eduardo Silva Meluk, dijo en la transmisión oficial que pensaba que el partido no arrancaría porque la lluvia era muy fuerte. Lo extraño es que no lo haya hecho oficial, seguramente pensando en que el Poderoso tiene pendiente el clásico del próximo sábado ante Nacional.
De todas maneras el juez decretó el inicio del partido poniendo en riesgo la integridad de los jugadores y de sus propios colegas. Pero a los 26 minutos tuvo que suspender las acciones y esperar una hora, como tenía que hacerlo al comienzo, para reanudarlas.
Dos minutos después, para redondear su mala noche, el árbitro sancionó una falta dudosa de Andrés Mosquera, que significó el penalti que marcó Lucas Alario. Ahí empezó la pesadilla del DIM.