Socorro Esparza es una de las colombianas que lleva dos semanas tratando de buscar una nueva vida en Cúcuta, tras diez años de vivir en San Antonio, Venezuela. Cuenta que no pudo sacar las cosas de su casa como el televisor, sus documentos, la cama y la ropa. Recuerda que hace una década se fue porque no había oportunidades, no tenía trabajo y los pocos pesos que conseguía no le alcanzaban.
Socorro es una de los cerca de 3.000 colombianos que hoy están en los albergues en Cúcuta, una ciudad —tal como lo ha dicho su alcalde Donamaris Ramírez— que no estaba preparada para esta crisis.
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Sin embargo, más allá de este éxodo masivo que hoy vive la región fronteriza, vale la pena preguntarse: ¿Qué ha hecho el Gobierno por atender esta zona de frontera? ¿Hay una política clara para la construcción de obras?
Pues bien, en los últimos cinco años, el Gobierno les ha hecho dos grandes promesas a Norte de Santander: la recuperación del Catatumbo y la reconstrucción de Gramalote. Ambos son proyectos que avanzan despacio, pero que hoy en día no son una realidad. A estas promesas se les suman otras como la consolidación de un plan de seguridad, un sistema de transporte para Cúcuta, el acueducto metropolitano y la doble calzada con Bucaramanga, que sigue en el papel. A pesar de los intentos por recuperar la economía, los lugareños y la clase dirigente nortesantandereana consideran que la única obra que tiene el Gobierno para mostrar en Norte de Santander es el tercer puente internacional de Tienditas, que construye el Invías con recursos de ambos países. No es más.
Hace un par de meses, en entrevista con El COLOMBIANO, lo había dicho el entonces obispo de esa Diócesis, Julio César Vidal: “A Cúcuta llegan promesas y no decisiones. Varias propuestas se han hecho, pero no han tenido la respuesta necesaria. Así que creo que el Gobierno central está en deuda con Cúcuta en buscar una solución objetiva y adecuada a la situación que se vive aquí”.
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Entre las obras que el Gobierno ha anunciado como sus logros está la entrega de 188 viviendas y el acueducto Pacheli en Tibú; la biblioteca y las obras de recuperación del centro histórico de Pamplona y las estaciones de policía de San Cayetano y Bucarasica. Así como la construcción del centro de atención de víctimas de Ocaña y la construcción del Palacio Municipal de Los Patios y la entrega de la Quinta Teresa, un edificio patrimonial que quedó totalmente restaurado.
Luis Fernando Niño, miembro de la academia de historia de Norte de Santander y docente universitario, dice que la presencia del Gobierno Nacional en la región no ha tenido ninguna relevancia. “La verdad es que políticas nacionales en Norte de Santander no hay, no hay nada significativo. Tal vez lo único más relevante es el puente de Tienditas y la doble calzada Cúcuta-Bucaramanga que hasta ahora lleva 8 kilómetros, porque ni siquiera tenemos una política clara para transportar el carbón”.
Entretanto, el padre Víctor Hugo Peña recuerda que lo que ha hecho el Gobierno por Norte de Santander únicamente fue el Conpes Catatumbo, en enero de 2013, pero advierte que nunca se ejecutó. “Lo que hace el Ejecutivo aquí en la región es decir: vamos a hacer, estamos trabajando, pero nunca hemos visto algo que haya salido como consecuencia de esas visitas. A esta región le han prometido de todo y nunca se le ha cumplido. Al pueblo le han prometido educación, vías y este es el momento en que no se ha visto ninguna ni un poquito de desarrollo”.