¿Qué voy a estudiar?, ¿en qué quiero trabajar en el futuro?, ¿para qué soy bueno?, ¿qué es lo que de verdad me gusta hacer?. Estas y muchas más son las preguntas que todo aspirante universitario se hace constantemente, y este es precisamente el primer paso para tomar una decisión acertada.
Luego de estas preguntas, otras continúan: ¿en qué materia me iba bien en el colegio?, ¿cuáles eran las tareas que me gustaban hacer?, ¿en qué me destacaban mis profesores y compañeros? Todas ellas son una excelente guía para identificar tu vocación, para empezar a reconocer no solo tus capacidades sino también tus gustos por ciertos ámbitos de estudios.
Ulises Cuellar, jefe del Departamento de Desarrollo Estudiantil de la Universidad Eafit explica que la vocación es un asunto que implica dos puntos de vista: “el primero es un llamado de alguien, por ejemplo de los padres o la sociedad. Y el segundo es un deseo o una fuerza interna que se dirige a determinada actividad, es una combinación entre talento e interés”.
La vocación se construye a través de los años según las experiencias de vida, la forma de educación y las personas que nos rodean. “Está asociada a intereses particulares o sueños que se constituyen inicialmente en la infancia y que permanecen en el tiempo, es una aspiración que persiste. Es por esta razón que el adolescente no solo elige una carrera, elige una imagen que le provee una identidad”, afirma Cuellar. Todos podemos recordar cuando nos preguntaban qué queríamos ser cuando fuéramos grandes y algunas respuestas comunes eran “yo quiero ser bombero”, “seré piloto”, “seré enfermera”. Estos intereses permanecen o evolucionan a medida que cumplimos años y de allí debe partir nuestra decisión de escoger una carrera.
“La necesidad de elegir un camino, realizar estudios, y decidir una profesión es diferente en cada individuo, y es importante entender que es un proceso largo y secuencial en el que se deben analizar múltiples factores”, explica Cuellar. “Es importante que los estudiantes se conozcan a ellos mismos (sus rasgos de personalidad), que puedan reconocer sus aptitudes y habilidades, sus fortalezas y debilidades. Igualmente que tengan una visualización o proyección a mediano y largo plazo de lo que quieren hacer y ser. Y tener presente que esta elección no debe ser solo por razones de dinero, estatus o moda”.
Ahora bien, si la decisión sigue siendo un dolor de cabeza y no logras decidirte, existen ayudas externas que pueden darte mejores luces sobre lo que te gustaría. La mayoría de universidades tienen páginas web muy completas donde se describen los programas académicos, perfiles del aspirante, el plan de estudios, etc. Estas son herramientas fundamentales para la indagación. Igualmente, las áreas de mercadeo de las universidades realizan visitas a los colegios, ofrecen charlas sobre las carreras, visitas guiadas y ferias para estudiantes de décimo y once. Así, podrás hacer un mejor acercamiento a cada universidad y/o carrera, y resolver dudas. Algunos colegios también realizan procesos de orientación profesional que sería muy útil aprovechar. Averigua en el tuyo y comienza una de las más enriquecedoras etapas de la vida.