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Mundo de fantasía que les ayuda a socializar
La fantasía de los amigos imaginarios es normal hasta los cuatro años de edad, y no indica que exista algún problema en el niño. Puede ser un animal, un héroe, una persona o un ser mitológico con el que interactúa y expresa sus emociones y miedos.
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Héroes, personas o seres mitológicos, son algunos de los amigos imaginarios que suelen tener los niños. ILUSTRACIÓN: LUISA FERNANDA VÉLEZ
20 de mayo de 2017
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La aparición de un amigo, ser o héroe imaginario en los primeros años de la vida de un niño es una situación que no debe alarmar a padres de familia, siempre y cuando esta relación no perdure hasta después de los cuatro años de edad ni lo convierta en una persona retraída, mucho menos agresiva.
El menor le da vida a ese amigo en momentos en los que siente abandono familiar, sufre de ansiedad, manifiesta una crisis, o cuando necesita socializar con un par en su nuevo mundo de fantasía, explicó el psicólogo infantil Alejandro Agudelo.
“Es un tema bastante amplio, del que hay muchos mitos. Los amigos imaginarios tienen desde una explicación psicológica hasta la más paranormal del asunto, por eso es importante no dejar por fuera ninguna teoría. La general, es que cuando el niño desarrolla su lenguaje, empieza a interactuar con ese mundo que le rodea, entonces aparece ese imaginario como una forma de ensayar la socialización. Ahí todavía puede verse como algo normal”, dijo el profesional.
A los cinco años, en preescolar, la invención debe ser más intermitente en el día a día del infante. Si esto no sucede, advierte el especialista, es el momento de que un experto intervenga e indague sobre lo que le está pasando en sus aspectos personal, escolar y familiar.
La guiainfantil.com sustenta que la etapa de superhéroes, monstruos, fantasmas, hadas y de otros amigos ayudará al pequeño a crecer y a desarrollar sus emociones y creatividad, permitiéndole expresar miedos, alegrías, inquietudes y sus más profundos deseos de una manera libre y natural. Habría que preocuparse, agrega Agudelo, si ese osito de peluche, soldadito, animal o cualquier otro personaje lo está llevando a desarrollar malas conductas o genera en él intranquilidad, mientras esto no suceda, los adultos deben mantenerse al margen, sin reprimir, estimular ni participar de las aventuras.
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Si como acudiente, entonces, lo ve sosteniendo una larga conversación, jugando, riendo o peleando solo, no se asuste, tampoco piense que él o ella padece alteraciones mentales. Solo haga una reflexión del contexto: ¿es hijo único?, ¿acabó de dejar el pañal?, ¿está en la fase de guardería?, ¿asume el divorcio de sus papás? Y haga seguimiento a sus acciones y hábitos. Generalmente, en primero de primaria, con la llegada de personas de su edad, el pequeño relegará su universo mágico y sus preocupaciones se centrarán en fortalecer otros conocimientos y relaciones sociales de la vida real.
El amigo imaginario puede ser un objeto no ficticio, como un peluche o una muñeca, pero por lo general, no forma parte de la realidad. Tenga en cuenta las siguientes claves:
1. Tiene una función en el desarrollo emocional y social de los niños que lo imaginan.
2. Sirve de canal para que él o ella libere sus sentimientos, tanto positivos como negativos. Incluso, pueden atribuir sus propias emociones al amigo imaginario para expresarlas y liberarlas.
3. A través de ellos, los niños proyectan sus conflictos y miedos. Ante situaciones nuevas o complicadas, el menor puede expresar su temor.
4. Sirve para que el pequeño ensaye conductas de interacción social a modo de juego, que luego podrá aplicar con sus pares reales. Así, puede negociar, llegar a acuerdos, ceder o imponerse ante su amigo imaginario.
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