Colombia

Hora cero para la consulta: estas son las cuentas y lo que viene

El Senado tiene hasta el 1° de junio para decidir si aprueba o no la consulta popular impulsada por el presidente Petro. El resultado redefiniría el equilibrio de poder de cara a 2026. Petro habla de “huelga”.

Comunicador social y periodista de la Universidad Central, especializado en Gobierno, Gerencia y Asuntos Públicos de las universidades Externado y Columbia.

hace 6 horas

La pelota ya está en la cancha del Congreso. El pasado jueves 1° de mayo comenzó una cuenta regresiva que –además de anticipar y condimentar el pulso electoral de 2026–, concentrará la atención mediática y política del país durante los próximos 30 días: la discusión sobre la conveniencia de la consulta popular que promueve el presidente Gustavo Petro.

El Senado tiene plazo hasta el 1° de junio para decidir si avala o niega el mecanismo con el que desde Casa de Nariño buscan impulsar la fallida reforma laboral y, de paso, potenciar el mandato del “Gobierno del Cambio” en su recta final.

Todo esto, con un tufillo electoral que le daría réditos al presidente en su idea no solo de mantener a la izquierda en el poder, sino de contar con las esquivas mayorías parlamentarias para materializar sus proyectos a partir de 2026.

Le puede interesar: Consulta popular, transfuguismo y crisis de orden público: los tres elementos que podrían en riesgo las elecciones de 2026 según la MOE

El mandatario –quien le cerró la puerta a la reelección y dijo: “el 7 de agosto del año entrante me iré”– lo reconoció sin ambages. “Si votan ‘No’ a la consulta, el pueblo se levanta y los revoca. Ni un solo parlamentario que vote en contra de la consulta se vuelve a elegir, porque nadie votará por él”, vaticinó el jefe de Estado durante las marchas del Día del Trabajo, en un evento cargado de simbolismos desde la Plaza de Bolívar en Bogotá.

“Cada nombre propio votando en contra de los derechos del pueblo debe ser mostrado y desnudado ante su propio pueblo”, agregó.

La estrategia salta a la vista. El primer mandatario busca atrincherar a los senadores y dividirlos entre buenos y malos según voten la consulta. Incluso, llegó a llamarlos “HP esclavistas”. Su ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, lo corroboró: “Si niegan esta consulta, la consulta será el 8 de marzo del 2026. El pueblo pasará factura de cobro”.

De allí que la decisión que tomen los congresistas las próximas semanas demande un genuino cálculo político. Según confirmó a este diario el secretario del Senado, Diego González, para avalar o negar la consulta se requerirá mayoría simple. La mitad más uno de quienes asistan a la sesión para decidir el futuro del mecanismo. En esa línea, el senador Carlos Fernando Motoa, de Cambio Radical, le reveló a EL COLOMBIANO que la oposición no le apostará a la abstención y, por el contrario, asistirá al Capitolio para votar.

Es decir, contribuirán a conformar el quorum decisorio y se batirán a voto limpio. “El éxito dependerá que la mayoría de partidos políticos y sus integrantes asistan ese día a la plenaria y puedan votar en contra”, manifestó. Acá arrancan las cuentas.

Oposición, con fluctuante ventaja

Hoy por hoy, 105 senadores conforman la Corporación y en el escenario de que todos asistan, el número mágico para avalar o negar sería 53 (la mitad más uno).Un cálculo de servilleta –que, por supuesto, variará al vaivén de las estrategias políticas y las movidas de lado y lado– permite determinar que, al menos hoy, el Gobierno cuenta con 37 votos por el ‘Sí’.

Por su parte, la oposición arranca –en teoría– con mayorías para echar al traste la consulta con 44 apoyos. Además de los votos fijos de Cambio Radical (10) y el Centro Democrático (12), arañarían respaldos de la mayoría de la bancada conservadora (11 de 15), así como de MIRA, Colombia Justa Libres y ASI.Sin embargo, en juego quedan 24 votos de los indecisos que, sin duda, inclinarán la balanza.

Las miradas están puestas en los liberales y La U, que concentran hoy 16 senadores cuyo apoyo es incierto. En los primeros reina la incertidumbre.

Aunque hay votos negativos como los del senador Miguel Ángel Pinto –a quien Petro señaló durante su discurso del 1° de mayo–, hay 10 votos en el tintero y, según fuentes consultadas por este diario, lo más seguro es que cada quien quede en libertad para votar. “Llevamos años sin reunirnos como bancada.

No sé si se el director (César Gaviria) o la mayoría convoque reunión de bancada para tener una postura unificada. Lo ideal es que podamos tomar una decisión de bancada”, reconoció bajo la condición del anonimato un senador a EL COLOMBIANO.

Le recomendamos: ¿Sí o no? Estas son las preguntas con las que Petro quiere cambiar el trabajo en Colombia

Por otro lado, en La U –donde hay seis votos en juego– se tiene previsto que esta semana que arranca haya reunión. Las cargas parecen inclinarse por quedar en libertad, pues hay férreos detractores como el paisa Juan Felipe Lemos, y hay otros como Antonio Correa que desde ya están montados en el ‘Sí’. Arañar votos de un lado y del otro será la clave.

Desde el oficialismo, la senadora María José Pizarro le aseguró a este diario que hasta “la próxima semana hay claridad” sobre la estrategia del Pacto Histórico, aunque parece cantado que –siguiendo la línea del presidente– la apuesta será presionar con la retórica de que un “No” a la consulta es un “no” al pueblo.

Por su parte, la oposición arreciará en que avalar sin mayor discusión el mecanismo es una forma de presión y amenaza al Congreso.

“La consulta no pasará, es un intento descarado de manipular la democracia para aferrarse al poder”, reclamó el senador Miguel Uribe.

“Petro amenaza las ramas del poder sin más ni más. Ya lo ha hecho con la Justicia y ahora con el Legislativo. Nos eligieron para defender a Colombia y eso haremos”, señaló la senadora María Fernanda Cabal.

Incluso, desde el conservatismo, el senador paisa Nicolás Echeverry sostuvo que el discurso de Petro es una “amenaza directa” contra el Congreso. “No podemos seguir tolerando estas amenazas ni permitir que se normalicen los actos intimidatorios desde la más alta magistratura del país”, dijo.

Lo que viene

No deja de ser incierta la fecha precisa en la que la mesa directiva del Senado, en cabeza de su presidente, Efraín Cepeda –un blanco frecuente de los ataques del presidente Petro–, convoque a la plenaria para decidir la consulta popular. Lo que es claro es que el plazo es el 1° de junio.

Para el senador Motoa, en la agenda hay otros temas que tienen “prioridad”, como la discusión del Estatuto Juvenil o el transfuguismo. Por ello, consideró que el 20 mayo –es decir, a mediados de mes– podría arrancar el debate. Lo anterior, dando tiempo además “para el análisis al interior de los partidos, los debates, la participación ciudadana y la opinión de expertos”.

Puede leer: ¿Consulta Popular por decreto? Expertos opinan sobre advertencia de Petro

En este contexto, el secretario del Senado explicó que la mesa directiva, con miras a determinar la viabilidad de la consulta, podría nombrar una comisión interpartidista que elaboraría un informe que sería sometido a consideración de la plenaria para pronunciarse a favor o en contra.

Según Motoa, el análisis es profundo: “La ley dice que no se pueden generar imprecisiones en las preguntas, que deben ser claras, de fácil interpretación (...) pero esas preguntas son tendenciosas y ya están en la legislación vigente”.

No obstante, para el Ejecutivo –según quedó plasmado en el texto radicado–, las 12 preguntas de la consulta “reflejan el espíritu de transformación laboral impulsado por el Gobierno, por cuanto refieren a la recuperación de los derechos de trabajadores y trabajadoras, así como a la promoción de su bienestar y, en particular, del de aquellos segmentos más vulnerables de la clase trabajadora”.

Días atrás, el abogado constitucionalista Rodrigo Uprimny aseguró a EL COLOMBIANO que, si bien el “mecanismo más adecuado para salvar la reforma laboral sería un referendo”, las preguntas son neutras y resistirían un examen de constitucionalidad por parte de la Corte. Es decir, no son manipulativas y “están dentro del marco constitucional”.

Discusiones de este calado se avecinan en el seno del Congreso y en caso de que el presidente reciba un ‘No’, tendrá que buscar otros caminos, pues la convocatoria a una consulta popular por decreto solo tendría lugar en caso de que el Senado no se pronuncie ni tome decisiones en los 30 días.

“Hay que acatar lo que vaya a pasar”, manifestó el ministro del interior, Armando Benedetti.

Sin embargo, desde ya el jefe de Estado amenaza con otra figura en caso de un “No” a su consulta popular: la huelga general. “El pueblo está, muy en serio, pidiendo que se les deje expresar, no se les ocurra censurar al pueblo como hacen, algunos anacrónicos, con el presidente (...) Es la hora del acuerdo nacional. No desaten la huelga general”.

En caso de que la decisión sea “Sí”, el presidente tendrá hasta el 1 de septiembre para convocar a los colombianos a las urnas, en un proceso que –según la Contraloría– demandará recursos por al menos $700.000 millones.

En el entretanto, se constituirán las campañas, vía comités, por el “Sí”, el “No” o la abstención. “El Gobierno puede constituirse en un comité”, precisó Benedetti. Por su parte, la Misión de Observación Electoral (MOE) confirmó que el tope de gastos para esos comités será de $6.495 millones.

Aunque el primer “Sí” que requiere el presidente Gustavo Petro del Senado no deja de ser incierto, el gran desafío viene después y será convencer al pueblo para que participe de forma masiva. No es un reto menor.

Para que cada una de las preguntas sea válida se requiere que 13,6 millones de personas voten. Luego, para darle rienda suelta a su ánimo reformista en lo laboral, Petro requiere que 6,8 millones de personas (la mitad más uno de esos 13,6 millones) voten “Sí” a la pregunta. De no lograr el umbral, ¿contra quién enfilará baterías ahora el mandatario?