El plan de la Alcaldía de Medellín de entregar 6.090 lavadoras a hogares donde las mujeres llevan la mayor carga de trabajo doméstico y cuidado no remunerado empezaría a ejecutarse a finales de año, cuando se culmine su estructuración técnica, se concluyan los diagnósticos para elegir a las beneficiarias y se resuelvan asuntos jurídicos para que la entrega de los electrodomésticos se ciña a la legislación vigente.
Este proyecto, denominado Inversión en bienes de capital, está incluido en el Plan de Desarrollo del alcalde Daniel Quintero y tiene un presupuesto de $7.000 millones asignados para 2022, para comprar parte de las lavadoras y para estrategias complementarias de formación, pedagogía y comunicación, explicó Ana María Valle, secretaria de las Mujeres.
La idea, que ha sido discutida desde hace tiempo con organizaciones sociales, universidades y expertos, incluida ONU Mujeres, pretende reducir la pobreza de tiempo de las mujeres por las horas que gastan en trabajo doméstico y cuidado no remunerado, así como que en los hogares se redistribuyan estas tareas y no recaigan mayoritariamente sobre ellas, como aún sucede.
Según anotó Valle, la Encuesta Nacional de Uso de Tiempo arrojó que antes de la pandemia las mujeres dedicaban cerca de siete horas diarias a estas labores, frente a cuatro de los hombres, mientras que con la llegada de la pandemia ellas pasaron a más de ocho horas y ellos a tres. Así, las mujeres pierden posibilidad de acceder a educación, empleo, autonomía económica e, incluso, ocio.
Falta estructurar el proyecto
Por eso, se pretende que las mujeres tengan más tiempo para dedicarse a actividades que aporten a su bienestar. Pero la estrategia deja aún dudas que solo podrán ser resueltas en el transcurso de su estructuración técnica, que se seguirá desarrollando en los próximos meses. Se estima que, incluso, parte de las lavadoras se entregará en 2023.
La concejala Dora Saldarriaga, del movimiento Estamos Listas, indicó que radicarán una comisión accidental para supervisar el proyecto, que considera una iniciativa valiosa, pero sobre la que hace falta claridad respecto a los criterios de selección y características de las mujeres beneficiarias, la forma de entregar las lavadoras y el seguimiento a sus resultados.
Las mismas inquietudes rodean a la Mesa de Trabajo Mujer de Medellín y a la Mesa Economía del Cuidado de Antioquia, que han estado en diálogo permanente con la Alcaldía. ¿Garantiza la entrega de la lavadora que el tiempo que las mujeres ganan no lo van a dedicar a otras labores domésticas? ¿Qué hacer en los hogares donde no tienen conexión a acueducto y energía? ¿Cómo abordar el aumento en servicios públicos por el uso del nuevo electrodoméstico?
Al respecto, Valle dio pistas, si bien fue enfática en que no se tiene una estructura definitiva. Dijo que van a comenzar el diagnóstico y la caracterización para establecer a las beneficiarias, partiendo de los datos del Sisbén IV y aplicando encuestas en los hogares.
Para elegir a las mujeres se tendrán en cuenta otras condiciones de vulnerabilidad, como ser víctimas de violencias basadas en género y se priorizarán a aquellas cuidadoras de niños, adultos mayores, personas con discapacidad o enfermos, pues tienen una mayor carga. Valle también anotó que en esta fase podrían incluirse algunas de las 138.219 mujeres jefas cabeza de hogar, de estratos 1, 2 y 3, con viviendas que tienen conexión a acueducto, alcantarillado y energía, pero carecen de lavadora.
Uno de los temas álgidos que deben resolver es bajo cuál figura entregarán las lavadoras, pues hay prohibiciones legales, como lo reconoce la misma Alcaldía, para regalar electrodomésticos, lo que podría traer problemas jurídicos o administrativos para el Municipio, y entregarlos en comodato (préstamo) a cada hogar trae varias dificultades.
¿Individual o comunitaria?
Resuelta la figura para entregar las lavadoras y elegidos los hogares beneficiarios, la Alcaldía podrá firmar el convenio que permita hacer la intervención completa. Sin embargo, tanto la concejala Saldarriaga como las mesas consultadas propusieron habilitar centros de lavado comunitario.
La corporada insistió en que así se posibilitan puntos de encuentro entre las mujeres y se pueden generar procesos colectivos y pedagógicos que involucren a otros actores, al tiempo que se tejen redes de conversación y lazos de apoyo y confianza entre las beneficiarias, cuyo número sería más elevado.
Para Mariana Soto, integrante de la Mesa de Trabajo Mujer de Medellín, en estos espacios se pueden hacer talleres, formación en autocuidado y esparcimiento, a lo que se suma que es más fácil medir los impactos y controlar gastos de servicios públicos.
Sin embargo, aunque Valle no ha desechado la propuesta, afirmó que esta trae el reto de conseguir los espacios y no está apegado por completo al espíritu del proyecto, más enfocado en impactar hogares, con lo cual crecería a 18.000 el número de personas beneficiarias en cada uno.
De cualquier forma, añadieron Soto y Saldarriaga, persiste la preocupación porque este es el tercer año de gobierno de Quintero y apenas hasta finales se estarían ejecutando los recursos de un proyecto que está en el Plan de Desarrollo.