A Antioquia le hace falta aumentar sus esfuerzos en la atención psiquiátrica. Solo el Hospital Mental de Antioquia recibió a más de 27.000 usuarios en 2019, de los cuales 4.672 pacientes asistieron a consultas por urgencias y 4.686 accedieron a citas programas de psiquiatría.
Desestigmatizar la enfermedad mental y aumentar su cobertura en instituciones públicas fue, de hecho, una de las últimas promesas del exgobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez. En uno de sus últimos actos de gobierno, Pérez prometió que el Hospital Mental de Antioquia sería “el más grande y el mejor de América Latina” y que cerraría su periodo con inversiones en este tema.
Por medio de esta asignación de recursos, explica Elkin de Jesús Cardona Ortiz, gerente del Hospital Mental de Antioquia, la institución recibió un primer monto de $15.000 millones que les permitió terminar la primera fase de un proyecto de ampliación que comprende la construcción de cinco edificios: dos bloques de dos pisos, uno de siete pisos, uno de cinco pisos y uno de tres pisos.
Así, esta primera etapa que recién estrenan comprende los dos primeros bloques que tienen previstos: el primero está dedicado a una planta de tratamiento de aguas, una planta eléctrica y un archivo.
El segundo bloque es crucial para la atención. Cardona precisa que allí fortalecerán la atención de urgencias psiquiátricas las 24 horas, con alrededor de 25 camillas adicionales en el primer piso. En el segundo nivel, además de la gestión administrativa, consiguieron la ampliación de los espacios dedicados a la terapia electroconvulsiva.
Sin embargo, el proyecto sigue y está diseñado para conseguir la ampliación de 420 camas, que se sumarán a las 520 que hoy ofertan al sistema. Este mes iniciaron el proceso de licitación pública con una vigencia aportada por el exgobernador Pérez de $19.200 millones. Así, con las fases dos y tres, la intervención alcanzará los $96.000 millones en un lote completo de 53.000 metros cuadrados.
Sin embargo, apunta Cardona, aún hay saldos rojos en la atención de primeros auxilios mentales.
“Una visión miope”
Cristian Vargas, psiquiatra y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, dice que ante el aumento de la enfermedad mental, el primer impulso es, quizás, el incremento de las camas de los hospitales psiquiátricos. A pesar de eso, añade, esta sigue siendo una “visión pobre y muy miope del problema”.
El investigador añade que el sistema está muy focalizado en el manejo agudo de la enfermedad, pero poco o nada en la prevención de recaídas.
Y explica que no se consigue nada, por ejemplo, cuando un paciente con trastorno bipolar es atendido con prontitud en el servicio de urgencias, pero regresa a su municipio y allí no encuentra seguimientos, ni grupos psicoeducativos.
“Si quisiéramos atender bien la enfermedad mental, el 80% de las estrategias tendrían que ir hacia la prevención de recaídas. El 20% a manejar los pacientes agudos en los que, por algún motivo, la prevención no fue efectiva”.
Añadió que la atención hoy está enfocada en citas y remisiones tradicionales por urgencias de “personas que vienen supremamente descompensadas” y que en el departamento no están funcionando bien los programas de salud comunitaria, ni las mesas de salud mental de los municipios. Es, algo así, como simplemente apagar incendios.
“Necesitamos médicos y programas mejor preparados en salud mental en las regiones. Lograr, incluso, que el primer nivel de atención permita el acceso a medicamentos básicos psiquiátricos”, dijo.
El gerente del Hospital Mental reconoce estas necesidades y añade que están capacitando en los municipios a los profesionales y que avanzan con el programa de telesiquiatría, que ya está en 18 municipios y en 2019 brindó 1.200 atenciones.
“Han crecido algunas iniciativas desde lo privado, pero en lo público seguimos cortos”, menciona.
Cecilia Díaz, psicóloga de la Universidad San Buenaventura, coincide en que la atención de urgencias psiquiátricas y psicológicas en Antioquia es insuficiente. Añade que, aunque los problemas emocionales son una de las consultas por medicina general más frecuentes, no son remitidos a los servicios especializados.
“Este tema lo debe seguir la agenda pública porque la salud mental es uno de los ejes fundamentales para el desarrollo social. En la población que padece algún otro tipo de enfermedad crónica o terminal, uno de los aspectos de mayor vulnerabilidad es precisamente la salud mental”, dijo la psicóloga Díaz.
$45
mil millones costó la primera etapa, según la Gobernación de Antioquia.