Pedestal especial en la historia de los hombres que hicieron grande a Antioquia tendrá la figura de Juan Felipe Gaviria Gutiérrez, quien falleció el pasado martes en la ciudad a la edad de 80 años, sellando una vida de triunfos familiares, realizaciones profesionales, referente ético e intelectual de varias generaciones, trabajo disciplinado y tenaz; amante de la música clásica, conocedor de la historia, las gestas del desarrollo paisa, la cultura universal y maestro de un modo de razonar argumentativo, analítico y defensor de las libertades individuales, sin escudos de bandos ni radicalismos.
Al igual que muchos otros de los grandes líderes regionales cursó bachillerato en el Colegio San Ignacio, de marcada inspiración católica; para luego graduarse de Ingeniero Civil en la Escuela Nacional de Minas, de la U.N., otrora centro de confrontación intelectual, desafío del mundo de las ideas preestablecidas y cantera de las mentes que construyeron “Antioquia la grande” en los siglos XIX y XX.
Fue en esa escuela del pensamiento liberal, que desconocía todo límite humanos o divino, en la construcción del conocimiento, en el que Gaviria Gutiérrez cultivó las bases de su formación integral, antes que como ingeniero civil, como humanista, defensor del desarrollo social, el libre pensamiento y las bellas artes.
Luego de su ciclo universitario, en 1962, cumplió al pie de la letra el juramento de la Escuela en defensa de su misión social: “Aquellos de entre vosotros que sintáis en vuestro pecho ánimo suficiente para luchar sin temor y sin descanso con las dificultades naturales y las preocupaciones sociales; los que hayáis heredado de vuestros padres la honradez, la energía y los hábitos de economía y de trabajo proverbiales en nuestra raza, dad un paso al frente porque vuestro es el porvenir (...) “Pero los que no llenéis todas estas condiciones haríais mejor en volver vuestras casas, porque llegaríais con el tiempo a ser la deshonra de la Escuela, y sólo contribuiríais a la ruina de nuestra querida Patria”.
Estudio sin tregua
Insaciable con su formación profesional y el conocimiento de las sociedades, viajó a Chile en la década de los años 70, época en que el presidente Salvador Allende, al frente de un colectivo de movimientos culturales, políticos y sociales, de tendencia de izquierda democrática, intentó instaurar el socialismo en esa nación.
Como estudiante de un máster en Matemáticas y Estadísticas en el país austral fue testigo de excepción de aquello que allí se vivió y que tuvo su final con el derrocamiento del proyecto socialista por parte de la dictadura militar de Salvador Allende. En Chile, nació su primer hijo.
Empresa privada
Johel Moreno, expresidente de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros (SAI), uno de sus amigos cercanos, describe la carrera de Gaviria en los sectores público y privado, “como un proyecto fulgurante”.
Se destacó en Enka de Colombia, Integral, Inversiones Aliadas y Conconcreto “Aunque su formación profesional inicial era la ingeniería civil, su verdadera pasión fue la economía. “Siempre lo acompañaba una revista de The Economist, en inglés, que el traducía y estudiaba casi que con fervor. En Chile descubrió esa pasión por la economía”, dice Moreno.
Fue jefe del Departamento de Investigaciones de la Facultad de Economía de la U. de A.
En el sector privado se catapultó para servirle al país, Antioquia y la ciudad.
Cuando ocupaba el cargo de gerente Financiero de Conconcreto, su amigo personal, el gobernador Nicanor Restrepo Santamaría (q.e.p.d) lo llamó para ofrecerle el cargo de alcalde de Medellín, que desempeñó con éxito entre 1983 y 1984.
“Las riendas de la ciudad quedaron en manos de un hombre supremamente inteligente, transparencia absoluta, sin tacha, profesional y total idoneidad. Virtudes que ahora uno mira con nostalgia, en un mundo en el que todo lo corre la corrupción”, dice Moreno.
Juan Gómez Martínez, exgobernador de Antioquia y exalcalde de Medellín, quien conoció a Gaviria, cuando ambos estudiaban bachillerato en el San Ignacio, frente al deceso de Gaviria, dice que Antioquia, Colombia y Medellín pierden una vida muy importante. “Fue ingeniero, alcalde, gerente de EPM y ministro de Transporte destacado. Cuando fui gobernador y alcalde de Medellín tuve a su hermana Zoraida Gaviria, como secretaria de Planeación. Juan Felipe fue una persona seria en todos su actos”.
A las EPM llegó en enero de 2004, con la tarea, de parte del alcalde Sergio Fajardo, de “recuperar la fe y la confianza de la gente en la empresa”. De su discurso de posesión se destaca la frase, “(...) lo único que quisiera es solicitarle a la gente que nos crea, que en mi caso no tengo ni costal propio político, ni de otra naturaleza”.
Al final de su administración algunos de sus logros fueron del tamaño de sus sueños. Las EPM le entregaron a la ciudad 1,4 billones por concepto de transferencias, promovió la internacionalización del grupo y dejó en marcha un plan estratégico de largo plazo clave en la consolidación de las empresas.
El humanista
Aunque no cursó ninguno de los programas de educación formal en Eafit, al asumir su rectoría del claustro (1996-2003), en el que su amigo Nicanor Restrepo era miembro del Consejo Superior, pasó a la historia de la institución, como uno de los dos rectores que, en década y media, transformaron una Escuela de Administración y un Instituto Politécnico en una Universidad, con “toque humanístico”. Los alumnos y profesores de su época, dicen que su rectoría, fue una “época efervescente y de ebullición intelectual”.
Con él, Eafit creó las escuelas de Ciencias y Humanidades, Derecho, carrera de Música, la Orquesta Filarmónica y la Biblioteca Luis Echavarría Villegas se convirtió en el centro del pensamiento del campus. Al mismo entraron catedráticos con los más altos conocimientos en ciencias humanas. Sin duda, desde Eafit, logró proyectar un sueño que alimentaba desde sus debates intelectuales en la vieja Escuela de Minas.
Se casó con Cecilia Uribe con quien tuvo cuatro hijos: Alejandro, Ana María, Matías y Pascual. Si algo heredaron sus hijos fue esa pasión desbordada por un conocimiento con sentido y servicio social. Alejandro fue exministro de Salud en el gobierno pasado y es el actual rector de la Universidad de los Andes; Pascual es periodista e integrante de la Luciérnaga de Caracol.
Al despedirlo Alejandro publicó una fotografía con la imagen de su padre y la frase: “Chao papi. No sé cómo será la vida sin ti.” En una sola voz, todos los estamentos sociales, políticos e institucionales lamentaron su deceso. Antioquia dice adiós a un gran hombre.