El pago de 42,3 millones de pesos a un contratista por la demolición de una vía en el barrio El Roble, le habría servido a la Alcaldía de Argelia para legalizar el desvío de 1.300 de los 1.500 bultos de cemento que la Gobernación de Antioquia le entregó para construir unos rieles en ese mismo sector del municipio del Oriente antioqueño.
La historia pone ansioso a Fernando Salazar Flórez. Luego de dejar a su esposa el cuidado de la hija recién nacida y de la tienda El Carreto, comenta indignado que, en un santiamén, unos contratistas destruyeron con sus taladros la vía de cemento y piedra. Llegaron sin avisar y dañaron un camino que con algunos remiendos podía quedar como nuevo.
Igual opina Yasmín Alexandra Holguín, ama de casa de lunes a viernes y empleada de una cooperativa el sábado y el domingo. Luego de la destrucción, las 80 familias que se estima tiene El Roble, se llenaron de furia al ver cómo para hacer los nuevos rieles se mezclaban de 18 a 23 latas de arena por cada bulto de cemento. Hasta paro hicieron. No prosperó, dice Salazar Flórez, por la falta de experiencia y porque los amenazaron con echarles encima un escuadrón antimotines.
Edwin Mauricio Mira Sepúlveda reconoce que, siendo presidente de la Asociación de Municipios del Norte Antioqueño, (Amunorte), firmó con la alcaldesa de Argelia, Flor Dey Granada Valencia, un contrato de 595 millones 16.250 pesos para hacer un kilómetro de rieles en El Roble. Su versión es que la comunidad deseaba que hicieran la vía en pavimento rígido, algo que, según sus cuentas, costaría más de 1.500 millones de pesos.
También reporta que en virtud del contrato se demolió la calle existente en El Roble y se botaron 769,23 metros cúbicos de escombros, a un costo de 50 millones 769.180 pesos. Luego se iniciaron los rieles, pero los suspendieron porque la Gobernación comenzó a ejecutar el Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado, que pasaría por ese mismo sector. Hacer los rieles, para luego destruirlos, podría tipificarse como un detrimento patrimonial.
“La obra se interrumpió cuando se robaron la plata”, afirman los líderes comunales del barrio en el que se ve un largo trecho de monorriel, cuyo uso se disputan vehículos, mulas y seres humanos, por ser la mejor parte de la vía. El concejal Bayron Martínez Morales advierte que lo que el contratista alcanzó a construir no aguanta el paso de los vehículos pesados que se dirigen a 18 veredas ni el de los carros que transportan la basura al relleno sanitario.
Mira Sepúlveda, hoy expresidente de Amunorte, sostiene que el acta de inicio de las obras en El Roble lleva como fecha el 9 de septiembre de 2013. Ese mismo día, Flor Dey Granada Valencia firmó con el secretario de Infraestructura Física de la Gobernación, Mauricio Valencia Correa, el convenio interadministrativo 2013-CF-20 193, para pavimentar en concreto rígido las vías de Argelia.
Para el efecto, se entregaba en cemento a la mandataria local el equivalente a 57 millones 130.000 pesos, para que los usara en cuatro meses, sin pasar del 10 de diciembre de 2013.
La alcaldesa se obligó a que “el Municipio no podrá destinar los materiales entregados por el Departamento para ningún fin diferente al establecido en el presente convenio” y si incumplía, tenía que devolver, en dinero, 2.900 bultos de cemento.
Y la alcaldesa no cumplió. El 11 de noviembre de 2013, la mandataria pidió una prórroga de cuatro meses. Dijo que “por motivos personales y a inconvenientes al interior de la administración municipal”, solo firmó el acta de inicio de obra el 7 de octubre, que la piedra no llegaba a tiempo y que el invierno era muy fuerte.
La Gobernación, a través de Rafael Nanclares Ospina, entonces gerente Operativo de la Secretaría de Infraestructura, corrió el plazo hasta el 10 de abril de 2014. Uno de sus argumentos fue “la buena aceptación del programa por la comunidad beneficiada con el proyecto”.
El 19 de marzo de 2014, la alcaldesa pidió otra prórroga. Afirmó que el trayecto de vía que se iba a pavimentar no se encontraba incluido en la primera etapa del plan de acueducto y alcantarillado al momento de iniciar la obra, pero que ya la habían metido ahí. Que al terminar esos trabajos en abril se iniciaría la pavimentación. Juan David Rendón Cardona, secretario de Planeación de Argelia, añadió que había que rediseñar la vía, porque por ahí transitaban vehículos pesados, como el recolector de basuras. La Gobernación aceptó y dio como nuevo plazo el 10 de agosto de 2014, que tampoco se cumplió. Por eso, el 15 de octubre la Gobernación liquidó el convenio.
Detrás de esta última decisión hay hechos relevantes.
Por ejemplo, el 23 de enero de 2014 la Gobernación visitó las obras de El Roble y revisó el avance del 36 por ciento que reportó la alcaldesa. Uno de los rieles estaba avanzado, pero tenía un desgaste significativo y con varillas de dilatación a la vista. Como se habían entregado 1.500 bultos de cemento, se pidió hacer los correctivos “y reconstruir nuevamente la longitud de rieles en mal estado”. El 27 de mayo no se vio avance alguno y la Gobernación le dijo a la alcaldesa que las obras adelantadas no eran de recibo, “por no cumplir con las especificaciones técnicas requeridas”.
En el acta de liquidación se lee que el argumento de la defensa de la mandataria local fue que “la comunidad de la zona donde se está ejecutando la obra no quiere que el Municipio pavimente esta vía y por lo tanto está obstaculizando su ejecución, por lo que tiene planeado liquidar el contrato de obra y solicitar a la Gobernación de Antioquia-Secretaría de Infraestructura Física, la posibilidad de que se le autorice la pavimentación de otra vía con dichos recursos”.
“No nos oponíamos a la obra, sino a que la hicieran mal”, refutan los líderes comunales.
Lo cierto del caso es que el 15 de octubre de 2014 la Gobernación liquidó el convenio. De los 1.500 bultos entregados no le perdonaron ni uno a la alcaldesa, por lo que, en dinero, Argelia debía reintegrar 29 millones 550.000 pesos. Por parte de la Gobernación, firmó Mauricio Alberto Valencia Correa y, por el municipio, el alcalde (e) en ese momento, Hernando Jaime Arboleda Ocampo.
A este último le tocaba devolver el cemento. Preguntó y el secretario de Planeación, Juan David Rendón, le dijo que la alcaldesa se lo había prestado a Amunorte para usarlo en otras obras que hacía en Argelia.
Arboleda Ocampo le pidió al gerente de Amunorte que le pagara el cemento, a lo que éste último le recordó que tenían pendiente la liquidación del contrato de El Roble. Como alternativa acordaron una terminación bilateral del contrato de los rieles, para lo cual el secretario de Planeación calculó en 42 millones 335.365 pesos la obra ejecutada. Surtido ese paso, la Alcaldía le pagaba dicha suma a Amunorte y esta, a su vez, le consignaba a la Gobernación el valor de los 1.500 bultos de cemento.
Y así se hizo.
Como gerente de Amunorte, Edwin Mauricio Mira Sepúlveda le dio esa orden a la ayudante de Tesorería, María Elena Rojas Chavarría. Ella no recuerda por qué concepto se hizo el pago, pero sí anota que la secretaria de la asociación, Bertha Muñoz Piedrahita, consignó los 29,5 millones de pesos en el Banco Popular, en una cuenta de la Gobernación de Antioquia.
Todo parece claro. Sin embargo, el exgerente de Amunorte afirma que el préstamo no fue de 1.500 sacos de cemento, sino de 200:
El Colombiano: Para
las obras de El Roble la
Gobernación firmó con
Argelia un convenio por 2.900 bultos de cemento. ¿Qué pasó con eso?
Exgerente de Amunorte: “Ah, no, eso sí yo desconozco qué hizo el municipio con ellos. Sí tengo claro que ellos nos facilitaron sacos de cemento y con el pago de esas obras se les devolvió el cemento”.
¿Cuánto les facilitaron?
“Por ahí 200 sacos. Tengo entendido que ellos los devolvieron a la Gobernación”.
¿Está seguro de la cifra?
“De lo que nos hayan prestado a nosotros como Amunorte, sí. No sé si exista documento, pero que yo le haya respondido a ellos, son 200”.
¿Y cómo les pagaron
ese cemento?
“Les devolvimos en su totalidad el cemento que ellos nos prestaron. Sé que a ellos también se los estaba reclamando VIVA, para cancelar el convenio con la Gobernación.
Viva es de la Gobernación, le entrega el cemento a ellos y lo devolvieron porque no lo utilizaron”.
¿A quién le entregó
usted esos 200 bultos
de cemento?
“A Hernando, alcalde encargado, o a Juan David, el director de Planeación. Ellos andaban juntos”.
¿Y hasta ahí llega usted con los bultos de cemento? ¿Fueron los únicos bultos de cemento que recibieron de la Alcaldía?
“Tengo que mirar con María Elena, la tesorera en su momento. Se liquidó para no deberle nada a estos muchachos. No creo que sea más, porque antes ya nos habían prestado y se les había devuelto parte”.
En las versiones del exalcalde y del exgerente de Amunorte hay una diferencia de 1.300 sacos de cemento. ¿Por qué el contratista pagó más de lo que, dice, le prestaron?