Los 10 municipios del área metropolitana del Valle de Aburrá tienen el compromiso de sembrar en total un millón de árboles entre 2016 y 2019. El pasado sábado se llegó a la mitad de la meta, se plantó el árbol 500.000.
Fue sembrado en la vereda La Romera, zona rural de Sabaneta, y se trata de un caunce o godoya antioquensis, especie propia de Antioquia y actualmente en vía de extinción. Crece 12 metros de altura y da sus primeras flores en ocho años.
Dependiendo de los predios públicos disponibles para sembrar, cada municipio ha tenido avances en la plantación de nuevos árboles.
Bello, con 119.268 y Medellín, con 263.752, son las dos localidades que más han aportado para cumplir con la meta.
Cada individuo plantado queda georreferenciado para llevar un control. Profesionales del Área Metropolitana ingresan aquellos que quedan ubicados en zona urbana en el Sistema de Arbolado Urbano (SAU); por su parte, en el portal del Plan Siembra, en la página web www.metropol.gov.co, se pueden observar los polígonos de los lotes donde se han sembrado los árboles rurales en cada municipio.
Sembrar en bosque o ciudad
Marta Lucia Arango, ingeniera ambiental, explicó que algunas especies nativas de crecimiento lento se deben sembrar en zona rural para conservar la especie. Explicó que algunos árboles son de tierra fría y no se podrían sembrar en cualquier parte. “En lo urbano no sobrevivirían”, dijo.
Arango señaló que las siembras que se realizan en áreas rurales, como la que se llevó a cabo en La Romera, son compensaciones, pues no se trata de llegar a bosques donde hay muchos árboles, sino a lugares donde previamente hubo deforestación; o sea que se estaría reparando el daño con especies nativas.
El árbol 500.000 fue sembrado en un lote de la finca Bellavista, que hasta el año 2017 perteneció a un privado, pero fue adquirido por el municipio de Sabaneta para convertirlo en un lugar público y de conservación.
Eugenio Prieto, director del Área Metropolitana, señaló que las siembras que se realizan deben cumplir ciertas características y normas, por ejemplo, los árboles que no se siembran en zona rural sino urbana deben medir mínimo 1.05 metros.
“En la ciudad hay más probabilidades de vandalismo y las condiciones atmosféricas son complicadas, con ese tamaño mínimo se garantiza su subsistencia”, comentó.
El 70 % del Valle de Aburrá es rural, según cifras del Área Metropolitana. En ese espacio solo habitan el 5 % de los pobladores. “Hay una concentración enorme de personas en lo urbano”, comentó Prieto, quien dijo también que en los diez municipios existía un déficit de 700.000 árboles.
Observó que el hecho que el Gobierno Nacional no incluya al Parque Arví dentro del indicador, hace que el déficit sea tan alto.
Aporte al medio ambiente
En la zona urbana del Aburrá se viven grandes problemáticas relacionadas con la calidad ambiental, la expansión urbana y la contaminación en general, indicó Natalia Acevedo, industrial pecuaria y ambientalista apasionada.
“Hacer siembras en cualquier lugar, urbano o rural es muy importante, hay que hacerlo simultáneamente, para que haya captura de dióxido de carbono”, subrayó.
Los bosques también son el hogar de aves, mamíferos y otras especies que dejarían de vivir allí si los árboles fueran talados para utilizar la madera o habilitar terrenos como potreros o lotes para la construcción.
El Plan siembra, que comenzó con la meta de 300.000 individuos y elevó su meta, se articula con otros proyectos como el Plan Quebradas, Brigadas Arbóreas Comunitarias y las compensaciones realizadas por las constructoras, que por cada árbol talado para una un proyecto, deben sembrar tres que cumplan con las características para entrar en el Sistema de Arbolado Urbano.