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Acompañada de su hijo adolescente y con las pocas fuerzas que le quedaban por la enfermedad pulmonar que padece, doña Nelly llegó en un taxi desde el barrio París a la sede Rosalpi para que un médico la atendiera por urgencias. Sin embargo, se topó con una lona verde y un “no” como respuesta cuando intentó acceder a la atención médica.
Con la misma angustia que llegaron, madre e hijo abordaron otro taxi y se fueron rumbo a las urgencias del Hospital Marco Fidel Suárez cerca al parque de Bello.
Como Nelly, decenas de casos han ocurrido desde el pasado 13 de septiembre cuando la ESE Bello Salud anunció el cierre temporal de las urgencias del hospital Rosalpi por unas remodelaciones que no daban espera.
“Ahora vino una señora muy grave y un motociclista accidentado. Muchos no saben que están cerradas las urgencias y tienen que seguir en el mismo taxi hasta el otro hospital”, contó Cecilia Restrepo, quien hace 30 años tiene un quiosco a todo el frente de urgencias y ha visto cómo el cierre causó confusión en la comunidad bellanita.
La situación es compleja si se tiene en cuenta que cuando están en funcionamiento las urgencias de Rosalpi atienden, en promedio, 50 pacientes al día que llegan hasta allí desde sectores de Bello tan lejanos como París, Zamora o la Maruchenga. Además es la única de las ochos sedes de la ESE Bello Salud que mantenía atención de urgencias (ver recuadro).
“Esta semana esperamos el aval de la Seccional de Salud de los diseños arquitectónicos de la remodelación para iniciar las obras. Todo costará cerca de $542 millones y lo hacemos con recursos del municipio”, sostuvo el funcionario.
Giraldo aclaró además que los trabajos implican adecuaciones en las salas de reanimación, yesos, procedimientos, Enfermedades Respiratorias Agudas, consultorios, observación y en el puesto de enfermería.
Que solo queden las urgencias de las dos sedes del Hospital Marco Fidel Suárez (Autopista y Niquía) para recibir a la población bellanita que requiere esos servicios motivó que la Alcaldía de Bello declarara el pasado 18 de septiembre la Urgencia Manifiesta con el objetivo de volcar recursos para que la calidad de la atención no se viera afectada.
La sala de espera de urgencias y las diferentes salas de atención estaban con buena ocupación, pero no colapsadas. Afuera los familiares esperaban por noticias del equipo médico.
Patricia Gómez, coordinadora del servicio de urgencias de dicha sede, explicó que la contingencia obligó a un refuerzo de personal para aumentar la capacidad de atención. Por turno trabajan 35 personas entre médicos, enfermeros, camilleros y personal de facturación.
“Estamos recibiendo, en promedio, unas 300 personas al día en urgencias. Claro que hubo un aumento de entre el 10 y el 15 %, pero estamos preparados para que nadie se quede sin atención”, dijo.
En la sede Niquía, que se enfoca en urgencias pediátricas, también hubo un refuerzo en los dos turnos para que la atención en urgencias en Bello no se convierta en una emergencia médica municipal .