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A sabiendas de que en su territorio se construye el Túnel del Toyo, uno de los megaproyectos más importantes de Antioquia y del país, el municipio de Cañasgordas está al borde de la “bancarrota”. Actualmente tiene un déficit cercano a los $10.000 millones y el Plan de Desarrollo difícilmente podrá ejecutarse.
Mientras en los alrededores de la población, de 18.000 habitantes en el Occidente antioqueño, la maquinaria explaya su poderío constructivo y cada día penetra más la montaña para construir el que será el túnel más largo de Colombia (9,84 km), adentro del pueblo la gente no ve un futuro amigable y esperanzador.
El exconcejal y líder cívico Alirio Góez califica la situación de muy dura: “Tenemos la deuda más grande de la historia, con $5.300 millones. Las anteriores administraciones engañaron al pueblo, nunca le hablaron de esta situación”, afirma Alirio, que ya expuso la situación ante la Contraloría Departamental, ente que visitó la localidad pero no ha reportado hallazgos.
El alcalde Aicardo Urrego Úsuga, siente que esta situación financiera tiró al traste su Plan de Desarrollo. Y sus cuentas están claritas: “Las cifras y las matemáticas son exactas, la única verdad hoy es que nuestras obligaciones ascienden a $11.152 millones distribuidos así: $5.635 millones de deuda pública, $2.353 millones de déficit fiscal al 31 de diciembre de 2019, y 3.164 millones de faltante de caja”.
La exalcaldesa Margarita Lopera (2016-2019) señala que cuando ella recibió su administración, el Municipio también tenía una deuda acumulada.
“Ese déficit corresponde a las deudas de los municipios cuando hacemos créditos para ejecutar obras, yo también tuve que acudir a créditos y hoy el déficit es de $5.300 millones”, indicó. En esta cifra coincide con el alcalde actual.
Cañasgordas tiene un presupuesto aprobado para este año de $20.400 millones. Este municipio está clasificado como de 6ª categoría, la más baja en la escala de desarrollo, según Planeación Nacional, teniendo en cuenta población e ingresos. Su actual situación financiera deja la inversión en un punto muerto y el mandatario, dice, tendrá que dedicar su periodo a pagar deudas heredadas.
Dice que le dejaron la capacidad de endeudamiento copada, según los lineamientos de la Ley 617 de 2000, y que no hay manera de acceder a préstamos bancarios y afirma que hay un dinero que no sabe qué pasó con él. “Esos $3.176 millones deberían estar en caja o en los bancos a disposición del Municipio, pero no aparecen, ya puse esto en manos de los organismos de control para que investiguen”, advierte.
Cañasgordas, dice el alcalde, vive de los impuestos, concepto por el cual recibe al año, en promedio, $3.000 millones. En esas circunstancias, le tocará salir a “mendigar” dineros para obras en su pueblo. El alcalde insiste en que, para colmo, en su localidad hay varias obras iniciadas y paradas que él deberá terminar antes de embarcarse en nuevos proyectos. El Toyo lo ve como una esperanza, como un dinamizador del progreso, al igual que los proyectos Mar 1 y Mar 2 de autopistas de la prosperidad, que crecen a la par con el túnel. “Estos proyectos nos van a ayudar mucho con impuestos y como generadores de empleo”, indica.
El exconcejal Alirio reconoce que el Toyo ha mejorado caminos veredales, pero pide que el proyecto apoye más a los comerciantes y campesinos. “Ellos se abastecen en Medellín y tienen su propio restaurante, y acá gastan muy poco, en eso podrían ayudarnos”, comenta.
Diego Vanegas, comerciante, señala que el panorama no es alentador. “No se podrán ejecutar proyectos”, sentencia.
Otros líderes denuncian que la población flotante que genera este proyecto con Mar 2 (cerca de 2.000 personas, según el alcalde) ha llevado problemas como alcoholismo, consumo de alucinógenos y prostitución, pero admiten que en la situación financiera nada tienen qué ver, todo es mala administración.
Las directivas del Toyo (que se llamará Túnel Guillermo Gaviria Echeverri) afirman que desde el inicio del proyecto han tenido en cuenta las administraciones municipales de Giraldo y Cañasgordas (ver Paréntesis).
Por ahora las obras están paradas por el aislamiento.
El megaproyecto se ejecuta mediante contrato de obra pública firmado entre la Secretaría de Infraestructura de Antioquia y el Consorcio Antioquia Al Mar.
Busca mejorar la conectividad de Medellín con Urabá y con el centro del país y las costas Pacífica y Atlántica. Está conectado a las conexiones Mar 1 y Mar 2. La totalidad del proyecto tiene una longitud de 39,5 km para alcanzar una velocidad de 80 kilómetros por hora .
Periodista egresado de UPB con especialización en literatura Universidad de Medellín. El paisaje alucinante, poesía. Premios de Periodismo Siemens y Colprensa, y Rey de España colectivos. Especialidad, crónicas.