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Hace cinco meses inició la convocatoria Memorias, Antioquia se cuenta, de EL COLOMBIANO y el Programa de Alianzas para la Reconciliación de Usaid y Acdi-Voca. La idea era buscar historias cotidianas que demostraran que pequeñas acciones pueden transformar nuestro territorio.
La condición era que fueran contadas en un video, de máximo diez minutos, grabado con un celular.
Y 250 participantes postularon 160 historias, provenientes de todos los rincones del departamento: narraciones de gente común haciendo cosas extraordinarias.
Al final, los 13.330 votos del público y la valoración del jurado, conformado por tres mujeres expertas en memoria , temas sociales y producción audiovisual, reconocieron en primer lugar a “Abuelos” de Isabel Chica y Daniel Moreno; en segundo lugar, “Buenas noticias” de Johan Marín y, en tercer lugar, “Una luz de esperanza”, de Luis Fernando y Alberto Achicanoy.
Estas son las historias: .
ABUELOS
Isabel Chica y Daniel Moreno
Primer puesto
Sinopsis: “Abuelos” narra la historia del primer médico de El Retiro. Don Bernardo llegó a este municipio cuando aún las personas tenían que atravesar caminos para curar sus enfermedades, y se quedó toda la vida. Sentado en su mecedora nos cuenta la historia.
“Vení, ¿será que nos le medimos a esto?” le dijo Isabel Chica a Daniel Moreno, su mejor amigo. Ella, estudiante de Veterinaria y Zootecnia. Él, estudiante de Administración de Empresas. En sus manos, Isabel tenía EL COLOMBIANO abierto en la página en la cual se promocionaba la convocatoria Memorias, Antioquia se cuenta. “Nunca antes habíamos hecho algo así”, expresó Daniel entre risas, “pero siempre nos había gustado la fotografía”. Por eso aceptó y juntos emprendieron uno de los viajes más peculiares de sus vidas: hacer un video para narrar lo mejor de su tierra. Lo primero que pensaron fue en contar las diferencias entre la vida de la ciudad, la del campo y la de un pueblo, y las raíces comunes los llevaron hasta El Retiro: municipio de sus amores y cuna de sus familias. Aunque siempre han vivido en Medellín, ambos estudiaron en un colegio del pueblo y crecieron entre el ir y venir a estudiar y pasar Navidad. Recorrieron cada esquina, cada paisaje, cada rincón. Al final editaron, a punta de tutoriales en internet, el video que habían imaginado. Pero justo, cuando estaban poniendo las últimas fichas del rompecabezas, descubrieron que al documental que estaba por nacer le faltaba el ingrediente más importante: una historia. “Habíamos pasado todo un día editando como locos”, recordó Isabel. ¿De dónde iba a salir la historia, después de que todo el trabajo ya estaba hecho? La respuesta, de nuevo, llegó desde sus raíces: la mejor de las historias estaba allí –siempre había estado allí– a la vuelta de la mecedora. Con 94 años y una cabellera canosa, Bernardo Chica, abuelo de Isabel, tenía toda la vida por contar. Así llegaron hasta la imagen de un abuelo que se mece en su silla mientras recuerda la primera vez que estuvo en El Retiro. A sus 22 años, y aún con apariencia de 15 –como él mismo lo narra–, Bernardo se convirtió en el primer médico que tuvo este municipio, cuyos habitantes, en los 50, tenían que viajar hasta otros pueblos para ser atendidos. “La versión original del video era de 30 minutos. Lo más difícil fue cortarlo a 10”.
BUENAS NOTICIAS
Johan Marín
Segundo puesto
Sipnosis: ¿Qué pasaría si, en vez de hablar de nuestras tragedias, nos contáramos historias de fe y esperanza? “Buenas noticias” narra los esfuerzos de cuatro emprendedores antioqueños que le ponen el alma a sus ideas para inspirar a los demás.
La vida de Johan Marín ha estado siempre guiada por una premisa clara que aplica en sus objetivos: hacer las cosas de manera extraordinaria. Con este norte se graduó como administrador de empresas y se convirtió, con solo 26 años, en uno de los docentes más jóvenes que ha tenido la Facultad de Ciencias Económicas de la U. de A. ¿Su clase?: Habilidades Comunicativas. “Siempre me han gustado las artes audiovisuales y aprendí de ellas de manera autodidacta”, contó este bellanita. A partir de videos en YouTube, fue puliendo un hobby que ahora es su modo de comunicar su visión de la sociedad. “A finales del año pasado empecé a cuestionar el enfoque de muchos noticieros: sentía que solo comunicaban noticias negativas, repitiéndolas una y otra vez”. Entendió que tenía un mensaje de optimismo por comunicar, pero la idea de adquirir un equipo de producción audiovisual se derrumbaba por el costo de los equipos. Entonces llevó su propósito a un plano espiritual. “Oré a Dios contándole lo que quería, y ocurrió no una coincidencia, sino una ‘diosidencia’”, expresó. Su papá llegó a casa con EL COLOMBIANO y allí impreso en una página completa, encontró el anuncio de Memorias. Lo que más llamó su atención fue que solo necesitaba su celular. “Esta es la señal”. La llegada de las vacaciones y el viaje que tenía pensado hacer en su moto por Antioquia fueron la combinación perfecta. Así salió a recorrer caminos y a cazar historias “para contar que somos más los buenos, y que hay personas que estamos haciendo lo extraordinario para borrar la oscuridad con la luz”. En su viaje, se encontró con Santiago Martínez, viajero y emprendedor social; con Vanessa Vargas, líder de procesos de crecimiento empresarial; con Jeins Durán, productor artístico y con María Luján, emprendedora de modas. Se propuso convertir todas las imágenes de su viaje en un video con efectos visuales novedosos. “Esta fue la oportunidad para adquirir un equipo de producción profesional. EL COLOMBIANO me permitió escalar un peldaño más”.
LUZ DE ESPERANZA
Luis F. y Alberto Achicanoy
Tercer puesto
Sipnosis: Hay quienes son capaces de resistir el dolor del pasado y transformarlo en fuerza para el futuro. Eso pasó en San Carlos, Antioquia, un pueblo golpeado por la violencia. “Una luz de esperanza” es la memoria de sus habitantes.
Luis Fernando y Alberto José Achicanoy llegaron a San Carlos, Antioquia, a finales de los 90, uno de los periodos más crudos de la violencia en la región. Su familia había llegado desde Cali buscando futuro: el presente se había desmoronado ante la imposibilidad de tener un sustento en su ciudad natal. Crecieron viendo un municipio golpeado por la presencia de grupos armados, pero también habitado por personas fuertes, capaces de resistir y resignificar el dolor. “Muchas personas fueron desplazadas”, narra Luis. “Nosotros nos quedamos aquí resistiendo todo lo que fue la guerra”. Por eso la conocieron de cerca, y por eso decidieron trabajar por visibilizar a quienes le daban brillo al municipio. Desde pequeños “los hermanos Achica” se volvieron gomosos del video y la música, y estas se convirtieron en sus herramientas para narrar la cotidianidad sancarlitana. “Empezamos a registrar la Semana Santa y otros eventos del pueblo. También tuvimos una emisora virtual”. Luis empezó a trabajar como DJ en discotecas y Alberto como locutor de la emisora local, y de estas experiencias surgieron los conocimientos que los llevaron a trabajar en un proyecto de promoción audiovisual con niños. “Hace dos años empezamos el semillero audiovisual, un espacio apoyado por la Fundación Coogranada, en el que niños de todas las edades reciben clases de comunicación, prensa, radio, fotografía, televisión y cine”, señaló Luis. La convocatoria de Memorias, Antioquia se cuenta, fue la oportunidad que estaban esperando. La historia estaba en las calles, en los recuerdos, en la mirada de la gente: se propusieron hacer un homenaje a los esfuerzos del municipio por reinventarse desde la experiencia colectiva. Decidieron llamarlo “Una luz de esperanza”. Los testimonios fueron de José López Rincón, artista plástico; Mary Luz Quintero, alcaldesa local; Pastora Mira García, líder de las víctimas, y Doria Betty Loaiza, docente rural: cuatro personajes que, desde diferentes escenarios, estuvieron atravesados por la experiencia de la guerra, pero también, por la certeza de la esperanza.
Periodista del Área Metro. Interesada en pensar y narrar la ciudad desde un enfoque investigativo y humano.